“Cada vez que sé que las familias pueden ver a su bebé por una cámara a cualquier hora y desde cualquier lugar siento que mi trabajo, aunque no sea asistencial, tiene un sentido. Un porqué muy claro y un propósito”, comenta William Arellano, jefe de la Oficina de Atención Centrada en el Usuario (OACU) de la Dirección de Sistemas de la Información.
En 2018 la UCI de Neonatología empezó a dotar de cámaras las incubadoras, gracias a diferentes iniciativas solidarias, con el objetivo de reducir la ansiedad de las madres y fortalecer el vínculo maternofilial en el momento de la separación con sus bebés. En el caso de las pacientes COVID-19, las cámaras son un recurso más que nunca esencial y necesario.
Una madre con COVID-19 explica que su bebé nació en la semana 32 y que tuvo que ser ingresado para aportarle oxígeno y evaluar su estado, por lo que no pudo hacer piel con piel, momento en que el recién nacido desnudo se coloca sobre el pecho de la madre o del cuidador para fortalecer el vínculo afectivo.
Esta madre recuerda que cuando volvió a la habitación, pocas horas después, recibió una “maravillosa” noticia por parte del personal de enfermería que cuidaba de su hijo. “Me pasaron un enlace para que pudiera ver en cualquier momento a mi pequeño. Se me inundaron los ojos de alegría”.
“Esta cámara se había convertido en el objeto más importante y preciado para mí: me mantenía en contacto con mi hijo cuando no podía estar físicamente con él. Y no solo para mí, sino también para el resto de mi familia, en España e Italia. Les envié el enlace y ellos pudieron ver al bebé “chiquitito” igual que yo”, recuerda.
Arellano cree que “la tecnología cobra vida porque la energía atraviesa las pantallas con las palabras y expresiones de amor de la familia hacia su bebé. Y estoy seguro de que le llegan”.
La jefa de Gestión de Enfermería de BCNatal (Hospital Clínic – Sant Joan de Déu), la doctora Ángela Arranz, comenta que “gracias a los ingenieros e informáticos las vidas de esos niños y la de toda su familia es menos angustiante”.
Arranz añade que, “esas cámaras ayudan a aliviar el dolor y el miedo de las familias. Por eso, cuando una cámara deja de funcionar los ingenieros e informáticos se ponen a solucionarlo de manera inminente. Por lo que si ellos no creyesen en el bien que hacen a estos pequeñines esas reparaciones podrían durar días”.
Humanización de los cuidados
La instalación de cámaras en la UCI de Neonatos forma parte de una serie de iniciativas que se empezaron a poner en marcha en 2004 para humanizar los cuidados de la madre y del bebé. Toda una serie de acciones a las que se sumaran otras como facilitar y hacer más cómoda la estancia familiar en el hospital con la adaptación de habitaciones más amplias, cunas colecho (para que el recién nacido duerma junto a la madre desde el primer momento) y sala de estar. Además de hacer un acompañamiento a la familia cuando se va a casa en la adaptación precoz del bebé a su nuevo entorno.