La prevalencia de cáncer en pacientes afectados por la COVID-19 se estima que es de alrededor un 2% (incluyendo tanto cáncer hematológico como de otros tipos). Desde que se declaró la propagación mundial del SARS-CoV-2, ha habido varios estudios que han intentado determinar qué implicaciones puede tener la enfermedad por COVID-19 en pacientes hematológicos respecto a la población general. Entre estos pacientes con cáncer que se han contagiado de COVID, la mayoría tienen una enfermedad de origen linfoide. Es decir, originada en los linfocitos o en las células plasmáticas, encargadas de la producción de los anticuerpos. Dentro de este grupo, predominan los pacientes con mieloma múltiple.
No se conocen por el momento las causas de esta correlación, pero se cree que podría ocurrir lo mismo que con otras infecciones respiratorias. En pacientes con leucemia linfática crónica o mieloma múltiple se observa una mayor incidencia de infecciones respiratorias, probablemente causada por la disminución de los anticuerpos normales (hipogammaglobulinemia) que se asocia a estas enfermedades, que es más marcada que en otras enfermedades hematológicas no linfoides.
También, se ha postulado que la mayor incidencia de COVID en pacientes con mieloma múltiple podría estar relacionada con el tratamiento de inmunosupresión que reciben, especialmente en cuanto a la toma crónica de corticoides, aunque estos datos no están aún confirmados.
La enfermedad por COVID-19 se presenta de forma parecida en pacientes con y sin antecedentes de enfermedad hematológica, siendo los síntomas más habituales fiebre, tos y disnea (dificultad para respirar). Se suele asociar con una reducción en los recuentos celulares hematológicos (menos producción de células de la sangre como glóbulos rojos o blancos), además de la característica reducción de la cifra de linfocitos observada en la infección por SARS-CoV-2. Radiológicamente se presenta con opacidades en la radiografía de tórax, que afectan habitualmente a ambos pulmones.
Uno de los datos más consistentes entre los estudios publicados hasta el momento es que los pacientes hematológicos tienen un riesgo aumentado de presentar variantes graves de la infección por SARS-CoV-2. Se consideran eventos graves un ingreso en unidad de cuidados intensivos, necesidad de ventilación mecánica o fallecimiento. Es por ello que, hasta que se disponga de un tratamiento efectivo, en estos pacientes la prevención es fundamental.
A día de hoy, no existen en Europa terapias aprobadas para el tratamiento de la enfermedad por COVID-19 y de momento no se dispone de una vacuna que ayude a prevenir el contagio. Las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud para evitar la exposición al virus incluyen las medidas higiénicas, el aislamiento de personas infectadas y el cumplimiento las normas de distanciamiento social. En el ámbito de la hematología se han publicado unas recomendaciones que incluyen disminuir la intensidad o frecuencia de los ciclos de quimioterapia en pacientes hematológicos durante el pico epidémico, siempre que la enfermedad de base lo permita. Disminuiría, así, tanto el riesgo de infección por SARS-CoV-2 como la probabilidad de ingreso por complicaciones relacionadas con la propia quimioterapia.
Con todos los datos disponibles hasta el momento parece evidente que los pacientes con enfermedades hematológicas malignas son especialmente vulnerables a la enfermedad por COVID-19. Es por esto por lo que las normas de distanciamiento social y la minimización de las visitas hospitalarias, mediante el uso de consultas telemáticas, pueden ser herramientas cruciales en momentos de alta transmisión del virus.
Autores: Dra. Aina Oliver y Dr. Carlos Fernández de Larrea, Instituto Clínic de Enfermedades Hematológicas y Oncológicas