El año 2005 el Servicio de Psiquiatría Infantil y Juvenil del Clínic Barcelona creó un equipo especializado en conductas adictivas en jóvenes, justamente cuando se produjo un incremento en los casos de adiciones a videojuegos y a internet. Desde entonces, las atenciones no han parado de crecer y diversificarse. Pero al tratarse de adicciones comportamentales en jóvenes es un tema complejo, porque muchas veces los criterios no se adaptan al 100% a los de una adicción. Pero, tal como señalan los Dres. Rosa Díaz y Daniel Ilzarbe, en la mayoría de los casos son la punta del iceberg y van ligadas a algún tipo de dificultad previa de los jóvenes.
Dra. Rosa Díaz: "Las redes sociales y los videojuegos no se pueden ni patologizar ni demonizar: ni son un trastorno por sí mismas ni las pantallas son horribles"
Entrevista a la Dra. Rosa Díaz y al Dr. Daniel Ilzarbe, responsables del programa Conductas Adictivas en Adolescentes del Clínic Barcelona
La Dra. Díaz ha trabajado desde siempre con jóvenes y con familias que tienen problemas de adicción. El año 2005, cuando se creó el programa de Conductas Adictivas en Adolescentes, se incorporó. Fue cuando estaba llegando el primer boom de adicción a internet. Por su parte, el Dr. Ilzarbe desde siempre había tenido claro que quería trabajar con adolescentes y por eso hizo la residencia en el Servicio de Psiquiatría Infantil y Juvenil del Clínic. Pasó a formar parte del equipo en 2020, justo antes del inicio de la pandemia de la Covid-19, cuando hubo un segundo repunte de casos muy importante.
Dr. Daniel Ilzarbe – Quién los diseña conoce muy bien como funcionan los mecanismos cerebrales de la adicción: la recompensa y la dopamina que se genera cuando una cosa nos gusta. El timeline de las redes sociales -el scrolling que hacemos cuando vamos bajando con el dedo- funciona igual que las máquinas tragaperras: nunca sabes cuando te tocará el video que te gusta. El algoritmo tiene mucha información de lo que te gusta y de lo que no porque sabe cuántos segundos te paras en cada video para mirarlo. Pero tú vas bajando y nunca sabes cuando te aparecerá el video que te gusta. De golpe, salen tres de seguidos que sí, y diez que no. Y este factor sorpresa, la incertidumbre, es lo que más engancha y hace que parar sea difícil. Y con los videojuegos pasa igual: por poco dinero puedes comprar tal herramienta que te ayudará a saltar de pantalla, o si juegas cinco minutos más, obtendrás puntuación extra...
Dra. Rosa Díaz – Antes que nada intentamos indagar qué está pasando: ¿qué hay detrás de esto? ¿Qué le pasa a este chico? Porque muchas veces son efectos que esconden otras causas detrás: problemas escolares, emocionales, académicos, desengaños, desestructuración familiar... Los factores ambientales también tienen un peso muy importante, y por eso trabajamos mucho con la terapia familiar, haciendo intervención en la escuela y en el entorno social del joven.
DI – A veces nos encontramos casos que nos llegan derivados como adicción y resulta que es la punta del iceberg, lo que se ve. Pero si hurgas un poco vas encontrando otras cosas. Este podría ser el caso de una chica que se pasa el día enganchada en las redes sociales y que esconde un trastorno depresivo, por ejemplo. Los ingresos son muy infrecuentes y por casos muy puntuales. Siempre que sea posible intentamos tratar al joven en su entorno y su medio porque es allá donde tienen que hacer cambios. También trabajamos codo con codo con los padres, implicándolos, yendo a domicilio si hace falta y haciendo sesiones familiares.
Dr. Ilzarbe: "Tal como se organiza ahora el mundo, el abuso de los videojuegos y las redes sociales pueden ser una manifestación de otro trastorno de base".
DI – Yo tengo la impresión que tal como se organiza ahora el mundo, el abuso de los videojuegos y las redes sociales pueden ser una manifestación de otro trastorno de base. Si tú tienes mucha ansiedad o estás muy deprimido la manera de evadirte de este malestar puede ser estar colgado todo el rato del teléfono móvil. Pero en realidad el problema primario es la ansiedad o la depresión, no que tengas una adicción al móvil. Entonces a veces es difícil diferenciar que ha sido lo primero y tienes que abordar las dos cosas a la vez.
DI – A la hora de prevenir siempre ponemos como ejemplo: ¿verdad que a tu hijo lo enseñas a ir por la calle y le explicas por qué lugares puede ir, que siempre mire antes de cruzar, que no acepte caramelos de desconocidos...? Pues también le tienes que enseñar a navegar por internet, las redes sociales y a jugar con videojuegos: explicar qué páginas pueden ver, los peligros que hay, con quién es seguro hablar, qué horarios se tienen que respetar... los tienes que acompañar en el camino. También es verdad que los niños de ahora son nativos digitales y que los adultos hemos subido más tarde al carro de las nuevas tecnologías y muchas veces los hijos son más expertos en estos temas que los mismos padres. Y esto les complica hacer bien el trabajo educativo y de supervisión.
RD – Hay ciertas estrategias que trabajamos con los padres, como por ejemplo hacer pactos escritos que ambas partes se comprometen a cumplir sobre tener acceso a las contraseñas, activar el control parental, el número de horas de dedicación y el derecho a confiscar el aparato si no se cumple el que se ha acordado. Y gradualmente, ir dando más libertad a medida que cogen responsabilidad. También es recomendable no dejar que el problema se vaya de las manos y después imponer normas, sobre todo porque como más mayor se hace el niño, más complicado resulta.
Dra. Díaz: "La mayoría de las guías para padres y educadores recomiendan no permitir el uso de pantallas a los niños menores de dos o tres años"
RD – La mayoría de las guías para padres y educadores recomiendan no permitir el uso de pantallas a los niños menores de dos o tres años. No hay que ser más papistas que el Papa y, en determinados momentos, puedes ponerle dibujos, pero sobre todo le tienes que ofrecer alternativas aptas para la edad y por su desarrollo. También es verdad que hoy en día los adultos tendemos a hacerlo todo a través de los aparatos y los niños nos miran. En estos casos el mejor es disimular tanto como se pueda cuando son muy pequeños y después argumentar qué haces y como lo haces: "estoy haciendo una cosa importante, enseguida termino y te haré caso". Tenemos que pensar que cuando llegan a cierta edad los niños tienden a ser muy críticos. Recomendamos sentido común, calma, flexibilidad, cariño... y también paciencia.
DI – En los manuales diagnósticos lo único que está reconocido como una posible adicción es el trastorno por uso de videojuegos. Los problemas relacionados con el uso de internet o el uso de redes sociales no están reconocidos como un diagnóstico. Pero, aunque no tengamos un diagnóstico firme, si vemos unos síntomas de problemas, los trataremos cuanto antes mejor para que no vayan a más. En niños y adolescentes, aunque no tengamos un diagnóstico de depresión, no esperaremos que estén deprimidos para empezar a actuar. Por eso se habla más bien de conductas adictivas: no tenemos un trastorno, no tenemos una adicción, hay conductas adictivas.
Dra. Díaz: "Ahora los niños están expuestos a mucha información y creo que el gran reto de las generaciones de ahora es filtrar lo que es útil de entre toda la amalgama de información que reciben"
RD – Yo no hablaría de daños, pero sí de transformación o adaptación del cerebro. Ahora los niños están expuestos a mucha información y creo que el gran reto de las generaciones de ahora es filtrar lo que es útil de entre toda la amalgama de información que reciben. Se tiene que intentar un equilibrio porque internet y las redes sociales también tienen cosas buenas. Por ejemplo, dan muchísimas herramientas para poder hacer psicoeducación e incluso psicoterapia. También permiten trabajar habilidades como por ejemplo aprender inglés y mejorar la atención, la coordinación y la discriminación visual. Por no hablar de jóvenes con dificultades sociales que allá encuentran su espacio para relacionarse.
RD –Ni patologitzar ni demonizar, son dos ideas que para nosotros es importante transmitir. Patologitzar las conductas adictivas que tienen los jóvenes quiere decir “cuidado que no es un trastorno ni las pantallas son horribles”. Si hay un problema, analicémoslo, controlémoslo, pero no sacamos las pantallas por siempre jamás. Es mejor dejarnos observar un poquito de tiempo para ver si detrás de todo este comportamiento hay algo que el chico nos está explicando. Quizás el problema no es solo con las pantallas y no las podemos sacar pensando que así lo solucionaremos todo.
DI – También es verdad que la sociedad nos pide constantemente que usemos las pantallas por todo. Esto es una dificultad respecto a las otras adicciones: si eres adicto a la cocaína o al alcohol, te puedes plantear abstinencia por el resto de tu vida, pero con las pantallas no porque las necesitas en el trabajo, en la escuela y por tu vida cotidiana. Esta es la dificultad de las adicciones comportamentales: tienes que continuar haciendo estas actividades sin pasarte y esto es muy complicado.