¿Qué diferencias existen entre esta ola y las anteriores?
El Hospital está tensionado porque tenemos a muchos pacientes con la COVID-19. En esta sexta oleada hay proporcionalmente, en comparación con las otras oleadas, más pacientes en las salas de hospitalización que en las unidades de cuidados intensivos. Parece ser que esto vendría provocado por la elevada tasa de vacunación de la población y por la variante Ómicron, con la que parece ser que el porcentaje de pacientes que se complican y necesitan entrar en las Unidades de cuidados intensivos es algo menor que las otras variantes. Sin embargo, tenemos pacientes muy graves infectados con esta variante también.
"En esta sexta oleada hay proporcionalmente, en comparación con las otras oleadas, más pacientes en las salas de hospitalización que en las unidades de cuidados intensivos".
¿Qué requiere un paciente de UCI COVID?
Una Unidad de Cuidados Intensivos es un lugar donde se realiza un cuidado especializado de pacientes que están o muy mal o en riesgo de estarlo. Para hacerlo sencillo, este 'muy mal' sucede cuando uno o más órganos no funcionan correctamente: el corazón, el riñón, los pulmones... Los pacientes graves con COVID-19 normalmente necesitan una UCI porque sus pulmones no funcionan bien, provocando una insuficiencia respiratoria grave. Esto significa que el oxígeno que hay en el aire no es suficiente para que llegue en las cantidades adecuadas a todo el cuerpo y, por tanto, debemos proporcionarles más oxígeno de manera artificial. Además, esta situación supone que estos pacientes tengan que estar más vigilados para poder intervenir lo más rápido posible si aún empeoran más.
¿Cuándo se debe intubar a un paciente?
La intubación es un procedimiento que supone poner un tubo por la boca del paciente y entre las cuerdas vocales hasta dejarlo en la tráquea para ayudar a introducir el aire y el oxígeno que el paciente necesita. Los pacientes deben intubarse fundamentalmente por dos grandes motivos: o porque tienen un nivel de conciencia muy bajo, lo que puede provocar que su lengua o el contenido del estómago pueda llegar a obstruir la vía aérea y provocar atragantamiento; o porque tengan una disfunción pulmonar tan grave que los dispositivos que utilizamos para dar oxígeno y ayudar a respirar estando despiertos (la oxigenoterapia de alto flujo o la ventilación mecánica no invasiva) no son suficientes para conseguir llevar a los tejidos el oxígeno que necesitan y eliminar el dióxido de carbono. Este segundo escenario es lo que ocurre fundamentalmente en pacientes con la COVID-19. Entonces intubamos cuando necesitamos hacer respiración mecánica invasiva, pero debemos tener claro que la ventilación artificial no cura nada, lo que hace es darnos tiempo para que el resto de los tratamientos hagan efecto.
"Intubamos cuando necesitamos hacer respiración mecánica invasiva, pero debemos tener claro que la ventilación artificial no cura nada".
¿Cómo es el día a día en una UCI COVID-19?
Siempre hablamos de un trabajo de equipo. Los médicos en la UCI comprobamos cómo evolucionan las diferentes alteraciones de los órganos de los pacientes, decidimos qué tratamiento debe aplicarse, vigilamos los signos y síntomas del paciente... Pero el papel de la enfermería es fundamental. Esto es válido para todas las áreas del Hospital, pero en las Unidades de Cuidados Intensivos es aún más notable. Son las que están todo el rato junto a los pacientes. En las UCI la relación entre la cantidad de pacientes y las enfermeras es menor que en una sala de hospitalización convencional. El enfermo crítico necesita más cuidado y más atención, y por tanto más recursos. La ratio habitual es de 2 pacientes críticos por 1 enfermera.
¿Cómo ha cambiado el trabajo de la UCI desde el inicio de la pandemia?
Es cierto que, si comparamos una UCI COVID al inicio de la pandemia o ahora veremos, a simple vista, que la fotografía no ha cambiado mucho. Básicamente existen pacientes conectados a una máquina de respiración artificial, más o menos despiertos. Pero sí han cambiado cosas, sobre todo los tratamientos que utilizamos. En marzo de 2020, con una enfermedad que tenía descrita una mortalidad muy alta, tuvimos que probar muchos fármacos: antirretrovirales, tratamientos inmunomoduladores... y poco a poco fuimos consolidando los tratamientos que vimos que funcionaban y retirando aquellos que la evidencia nos demostraba que no acababan de funcionar por completo. También hemos aprendido que la oxigenoterapia de alto flujo puede ser muy útil, mientras que la ventilación mecánica no invasiva sólo es efectiva en un grupo muy reducido de pacientes.
Lleva dos años viendo pacientes con la misma enfermedad. ¿Cómo lo has vivido?
Hemos ido pasando por distintas fases. La primera ola, el entusiasmo y las ganas que había por hacer frente a algo nuevo eran espectaculares y nos permitió salir hacia adelante en la situación más crítica.
Cuando esto mejoró y hemos vivido las distintas oleadas empezó a aparecer la fatiga. Tocamos los pies en el suelo y vimos que eso que no era un sprint sino un maratón, una carrera de fondo con el inconveniente de que hay momentos que debemos correr mucho. Y sí, ahora estamos cansados. Además, la diferencia entre la primera ola y las demás es que en la primera ola el Hospital se centró, prácticamente, en un solo tipo de pacientes y a partir de la segunda ola nuestro objetivo también ha sido evitar el cierre de actividad convencional y atender a todos los pacientes con las mejores garantías.
"Tenemos mucha gente que no está vacunada y cuando viven la situación de estar ingresado en una UCI te dicen "si lo hubiera sabido, me hubiera vacunado".
Cuando llega un no vacunado a la UCI, ¿qué piensas?
En nuestra profesión nos enfrentamos a muchas situaciones que en un primer momento pueden parecernos contradictorias: por ejemplo, una persona que ha bebido y ha tenido un accidente de tráfico por culpa de la ingesta de alcohol a este paciente lo tratamos igual, sólo faltaría, pero de entrada a alguien puede parecerle injusto. Nuestro trabajo es intentar ayudar a todos. Pero deberíamos intentar convencer a todo el mundo de que se vacunara. Tenemos mucha gente que no está vacunada y cuando viven la situación de estar ingresado en una UCI te dicen "si lo hubiera sabido, me hubiera vacunado". Enfadarnos con esta situación no nos aporta nada. Debemos hacer pedagogía.
¿Cómo se afronta la muerte de un paciente en la UCI?
La mortalidad en nuestra Unidad ha sido mayor que antes de la pandemia, pero desgraciadamente siempre ha habido pacientes que mueren en la UCI. Es verdad que, como hemos tenido muchos más pacientes, hemos visto a muchos pacientes que han muerto en poco tiempo. Además, en la primera ola, sobre todo, muchos de los pacientes que se morían lo hacían sin su familia y con una relativa soledad. Solo nos tenían a nosotros. Es algo que no te gusta que ocurra, pues creo que todos tenemos el derecho de morir acompañados de las personas que amamos. Por suerte, lo hemos podido ir corrigiendo y los familiares pueden entrar a despedirse de sus seres queridos. Los profesionales que tratamos con los enfermos y la muerte debemos encontrar un equilibrio que a veces es complicado: por un lado, debes intentar que no te afecte demasiado: pero, por otro lado, lo que no puedes hacer es que no te importe. Porque todas las personas tienen una historia detrás y son únicas. En el momento que nos dejara de importar la muerte de un paciente creo que deberíamos cambiar de trabajo.
¿Con qué momento te quedas de esos dos años de pandemia?
Momentos de alegría ha habido pocos, sinceramente. Recuerdo el último fin de semana de marzo de 2020 cuando estábamos un grupo de compañeros mirando cómo podíamos aumentar la capacidad de camas de críticos del Hospital, cómo podríamos encontrar más ventiladores, cómo hacer lo máximo con lo que en ese momento teníamos y luchando con el miedo a pensar “mañana quizás no tenemos ventiladores para ofrecer”. Fue un momento de gran tensión emocional.
Recuerdo también especialmente de las primeras pacientes que tuvimos que intubar durante la primera ola. Llamamos a su familia y unos y otros nos pedían “diles que los quiero mucho”. Estar en medio de esa conversación fue muy emocionante.
También pienso en el compañerismo que hubo con el resto de profesionales del Hospital. Fue increíble. Hemos sido capaces de afrontar como equipo un reto mayúsculo. ¡Durante estos dos años hemos aprendido muchas cosas!