Al igual que sucedió con las anteriores epidemias por coronavirus, en la actual pandemia por la enfermedad de coronavirus 2019 (COVID-19), se ha visto que existe un claro riesgo de descompensación de la diabetes, especialmente tipo 2. Se sabe que el riesgo de contraer la COVID-19 es mayor en las personas con diabetes y que la descompensación de la diabetes que genera en estos pacientes claramente aumenta la gravedad y la mortalidad de la enfermedad. El por qué sucede todo esto no tiene aún una respuesta clara.
Probablemente, el mayor riesgo de contraer la enfermedad se relacione con el sistema inmune menos efectivo que tienen generalmente las personas con diabetes, que les hace más vulnerables a las infecciones.
La razón por la que las complicaciones de la COVID-19 son de mayor gravedad en personas con diabetes todavía es especulativa y fundamentalmente se basa en estudios experimentales. Uno de los mecanismos propuestos es el de la disminución de la enzima ACE2. Se sabe que la COVID-19 disminuye el receptor celular de un enzima importante que nos protege de la inflamación, la angiotensin-converting-enzyme 2 (ACE2), esto promueve una mayor inflamación lo que induce daño celular y fallo respiratorio. Estos receptores se encuentran en menor cantidad en personas que pasan por una situación de hiperglucemia, que hace que sus células sean aún más vulnerables a la inflamación.
Además, ACE2 también se expresa en las células beta pancreáticas, responsables de la síntesis de insulina. Por lo que se cree que el virus podría condicionar una disminución en la secreción de esta hormona, con el riesgo que esto conlleva en personas con diabetes.
Un segundo mecanismo por el cual se cree que la COVID- 19 es más grave podría ser la enzima dipeptidil peptidasa-4 (DPP-4), que en epidemias de otros coronavirus se demostró que era un receptor de estos virus y que el bloqueo de esta enzima mejoraba la evolución de las complicaciones. La DPP-4 tiene un papel importante en el metabolismo de la glucosa y la insulina, pero también en la inflamación. En la actualidad, muchas personas con diabetes se tratan con fármacos inhibidores de DPP-4 (que reducen las concentraciones de esta enzima), pero por el momento se desconoce si este mismo tratamiento podría constituir una opción terapéutica para el COVID-19.
Dada esta relación entre COVID-19 y diabetes es importante tener en cuenta guías y recomendaciones prácticas de actuación. En este sentido, el artículo publicado el pasado 23 de abril de 2020 por la revista The Lancet es muy relevante, ya que proporciona guías y recomendaciones avaladas por un amplio panel internacional de expertos en diabetes y endocrinología. Las principales recomendaciones referentes a la gestión de la enfermedad por parte de las propias personas con diabetes son las siguientes:
Aquellas personas con diabetes que no han contraído la enfermedad de la COVID-19 deberían intensificar el control metabólico como prevención primaria. Además, deberían utilizar la telemedicina como sistema de contacto con los profesionales, si es posible.
También se destaca como una medida fundamental en personas con diabetes que no se han contagiado de la COVID-19 continuar con el mismo tratamiento preestablecido. En el caso de las personas con diabetes tipo 2 que presentan hipertensión o dislipemia asociada, es aún más importante que continúen con el tratamiento antihipertensivo e hipolipemiante que tomaban hasta el momento.
En las personas con diabetes mellitus tipo 1 la infección por COVID-19 implica un mayor riesgo de desarrollar cetoacidosis (acumulación en sangre y orina de moléculas llamadas cuerpos cetónicos que, en altas concentraciones, son tóxicos). El paciente debería cuantificar las cetonas en orina o sangre, si existe sintomatología compatible con la cetoacidosis o hiperglucemia.
Por último, las personas sin diabetes conocida, pero que tienen factores de riesgo para la diabetes, deberían monitorizar sus niveles de glucemia si contraen la enfermedad de la COVID-19.
Estas recomendaciones, basadas en la experiencia de profesionales expertos (hasta el momento no se han podido efectuar estudios al respecto), pueden ayudar a reducir el impacto de la COVID-19 en las personas con diabetes. Pero sin duda lo que será determinante es reducir al máximo el riesgo de contagio y para ello es necesario cumplir las medidas de protección que recomiendan las autoridades sanitarias, ya que estas son tan efectivas en las personas con diabetes como en aquellas que no la tienen.
Autor: Dr. Enric Esmatjes, endocrinólogo del Instituto Clínic de Enfermedades Digestivas y Metabólicas