Tener buenos hábitos alimentarios es más fácil si sabes cómo. Por eso gran parte del trabajo de los profesionales de la nutrición es ayudar las personas a entender cómo llevar una alimentación más saludable. La nutricionista del Hospital Clínic, Cristina Montserrat, lo tiene claro: “Falta mucha educación nutricional”. En esta entrevista, ella nos da las pautas sobre cómo hacer una buena compra y como distinguir los alimentos saludables de los que no lo son.
¿Cómo consigues que tus pacientes cambien su alimentación?
En la consulta dedicamos mucho rato a explicar qué es una dieta equilibrada y como planificarla. Primero analizamos los hábitos alimentarios de esta persona, detectamos donde hay desequilibrios y ponemos unos objetivos. Con el registro de las comidas, evaluamos la ingesta, marcamos los objetivos y, después comparamos cuál era el objetivo y que se ha hecho. Señalamos aquello que ha mejorado e introducimos otro objetivo. Siempre marcamos pequeños objetivos porque todo no se puede conseguir el primer día.
“Es muy importante implicar la familia porque si algún miembro entra dentro del plan, es mucho más efectivo”
También es muy importante implicar la familia. Primero hacemos preguntas para conocer un poco cómo es la dinámica de alimentación de la familia porque si algún miembro o toda la familia entra dentro del plan, es mucho más efectivo.
(Fragmento del material didáctico que se entrega a los pacientes del Servei de Nutrició del Clínic)
¿Qué consejo nos darías cuando vamos al supermercado y queremos comprar alimentos saludables? ¿En qué nos tenemos que fijar?
Una de las cosas en que podríamos hacer es fijarnos en las etiquetas y mirar la información nutricional y la lista de ingredientes. En la información nutricional encontraremos el valor energético, el contenido en grasa, hidratos, fibra, proteínas y sal. Por normativa encontraremos la lista de ingredientes, que salen en orden de los más abundantes a los menos abundantes en aquel alimento. Por ejemplo, si cogemos unas galletas con chocolate y el primer ingrediente que aparece es el chocolate quiere decir que lleva más chocolate que ninguno otro componente.
Recomiendo hacer esto porque un alimento puede ser engañoso. Quizás ves un alimento en que se anuncia que contiene una alta cantidad de un ingrediente (por ejemplo, fibra) pero se tiene que mirar la lista por si realmente lleva tanta cantidad de aquello que te dice el envase.
"En la etiqueta del alimento se tiene que mirar la cantidad de azúcar, de sal y de grasas saturadas"
En esta lista también recomendaría mirar la cantidad de azúcar, de sal y de grasas saturadas que lleva, para elegir el producto más adecuado dependiendo de los nutrientes que tenga que controlar aquella persona. En caso de que fuera la sal, se tendría que fijar en el producto que quiere comprar, por ejemplo, el pan, cuál de los panes lleva menos sal, y entonces coger este.
¿Lo más importante, entonces, es que tengan poca cantidad de grasas, azúcares y sal?
No, no solamente. También podemos ir más allá y mirar el valor nutricional, es decir, qué parte de las grasas son grasas saturadas (menos saludables) o insaturadas.
Mirar el valor nutricional también nos dirá las calorías. Si una persona está intentando bajar de peso, tiene que fijarse también en las calorías. En el caso de los hidratos de carbono la etiqueta también nos dice qué parte son azúcares. Si el total de hidratos de carbono fueran 60g y de estos vemos que 58g son azúcares, quiere decir que este alimento lleva mucho azúcar libre. En cambio, si lleva solo 3g de azúcar quiere decir que la mayoría de hidratos de carbono son de cadena larga, más saludables que los azúcares libres.
Ilustración del "Plato saludable" con proporción recomendada de los diferentes grupos de alimentos. Fuente: PortalCLÍNIC)
¿Los alimentos preparados pueden ser saludables? ¿Hay algun truco que nos pueda ayudar a distinguirlos?
Mi consejo es que siempre que podamos comer fresco mejor, pero dentro de los productos preparados existen muchas diferencias. No son lo mismo los productos preparados de grandes cadenas que el plato preparado de la tienda de debajo de casa. En el segundo caso seguramente habrán puesto “más cariño”.
Aún así, ahora ya se estila mucho más el producto saludable, con aceite de oliva en vez de aceite de palma, en la etiqueta se suele destacar que el producto no lleva azúcares añadidos... Continúan siendo preparados pero cada vez ponen más atención en una demanda que viene de toda la sociedad: no tenemos tiempo, pero queremos comer bien.
"Si los alimentos preparados se consevan muy poco tiempo, es una buena señal"
Si se trata de comer preparado, pero de cocina casera, no lleva conservantes y tiene que consumirse en pocos días, es una buena señal.
¿Hay alimentos que parecen saludables, pero no lo son? ¿Qué alimentos crees que engañan más?
Creo que hay que ir con mucho ojo con aquellos alimentos que están en el apartado de dietética. Los ponen en aquel lugar para resaltar un ingrediente, pero tenemos que tener en cuenta el resto. Por ejemplo, en algunos casos, el envase pone “rico en fibra”, entonces alguien que necesita incorporar más fibra a su dieta cogerá este producto, pero si miramos la etiqueta quizás es rico en fibra, pero tiene mucho azúcar añadido o grasas menos saludables.
Tenemos que pensar si nos compensa comer un alimento así por la fibra. Quizás nos sale más a cuenta coger un producto normal, no dietético, y buscar la fibra en otros alimentos, por ejemplo, en una barra de pan integral, arroz o pasta integral. Otro ejemplo podrían ser las barritas dietéticas. Tienes que mirar los ingredientes y revisarlos por si se ajustan a lo que estás buscando en aquella barrita.
Después está el tema de la publicidad y el marketing. Tú puedes ir con tu idea al supermercado y te encuentras que los productos más accesibles y mejor colocados no son los más saludables. Al final puedes acabar con un montón de productos en el carro que no eran lo que habías entrado a buscar, como galletas, chocolates, bombones...
¿Crees que somos conscientes de la importancia de la alimentación en nuestra salud?
La sociedad no es nada consciente del impacto que tiene la alimentación en su salud. A pesar de que es cierto que cada día hay más gente que se fija más en su alimentación, falta mucha educación en este tema.
Lo noto mucho en las entrevistas con los pacientes. Algunos no saben en qué categoría va un alimento. Las nutricionistas dividimos muy a menudo los alimentos en categorías como: verduras, frutas, cereales, carne, etc. Hay cosas que damos por hecho que sabe todo el mundo, pero hay muchas personas que no lo tienen tan claro. Falta mucha educación nutricional. Por ejemplo, si los explicas que no pueden comer proteínas, te preguntan: “De acuerdo, ¿pero salchichas sí?”.
¿No basta con el que nos enseñan en la escuela?
Al tener hijos he visto que en la escuela dan información sobre nutrición, se habla de los grupos de alimentos, etc. Pero es un conocimiento que después queda muy difuso.
"La escuela es un refuerzo en la educación, pero quien tiene que enseñar a comer es la familia"
Al final quién compra los alimentos, quienes escogen qué comerán o qué llevarán de almuerzo sueño los padres. La escuela es un refuerzo en la educación, pero quien tiene que enseñar a comer es la familia. ¿Cómo queremos que los niños aprendan a comer bien si muchas veces los padres, que son las personas que organizan las comidas de estos niños, no tienen conocimientos muy básicos de alimentación?
¿Sabemos hacer una buena compra?
El problema es que antes de ir a comprar ya tendríamos que saber qué tenemos que comprar. Tendríamos que saber planificar una ingesta equilibrada y sana, pero si no tienes estas nociones básicas sobre nutrición es difícil que vayas al supermercado y sepas elegir los productos. La gente compra un poco “al tuntún” porque no hay este paso previo de pensar: “en base a estos criterios haré la compra”.