El asma se define como una inflamación que afecta a las vías respiratorias, lo que disminuye el flujo de aire que entra y sale de los pulmones. Además, y tal como explica la Dra. Ebymar Arismendi, neumóloga responsable de la consulta monográfica de Asma Grave del Servicio de Neumología y Alergia Respiratoria del hospital Clínic Barcelona, "es una enfermedad crónica y, por tanto, incurable, pero se puede controlar con un diagnóstico adecuado y con la ayuda de los especialistas".
Adriana, paciente de asma de 31 años, fue una persona sana hasta los 22. Pero, de repente, empezó a encontrarse mal y a tener crisis asmáticas de manera frecuente. "Tuve que dejar de hacer vida normal, porque me ingresaban a menudo. Además, mi cuerpo se volvió dependiente a la cortisona, que es una medicación muy fuerte".
No obstante, en los últimos años se han desarrollado nuevos tratamientos para casos de asma grave como, por ejemplo, los fármacos biológicos. Son anticuerpos monoclonales dirigidos contra ciertas proteínas implicadas en los mecanismos de inflamación del asma y que normalmente se administran por vía subcutánea.
Actualmente, se dispone de las siguientes nuevas terapias:
⦁ Omalizumab: Actúa bloqueando la inmunoglobulina E, una proteína implicada en la inflamación alérgica. Está indicado en pacientes con asma grave de tipo alérgico.
⦁ Mepolizumab: Actúa bloqueando la interleuquina 5, implicada en las vías inflamatorias del asma. Está indicado para pacientes con asma grave con un tipo de inflamación llamada eosinofílica.
⦁ Termoplastia bronquial: Es un procedimiento endoscópico, llevado a cabo mediante la fibrobroncoscopia flexible, que consiste en aplicar calor de forma controlada sobre las paredes de las vías aéreas, para así reducir el grosor del músculo liso bronquial y disminuir la hiperreactividad bronquial. Está indicado únicamente en casos muy seleccionados de asma grave, que no se controlan con el tratamiento convencional.