Diagnóstico del Infarto Arterial Cerebral Neonatal

La sospecha clínica obliga a realizar un estudio inicial de neuroimagen, una ecografía cerebral de manera secuencial, aunque la prueba que confirma la sospecha diagnóstica es la resonancia magnética (RM) cerebral (DWI/ADC).

Herramientas como el monitor de función cerebral permiten detectar si las convulsiones clónicas tienen una traducción eléctrica y monitorizar al mismo tiempo la respuesta al tratamiento antiepiléptico.

También herramientas bioquímicas, como los biomarcadores sanguíneos y el líquido cefalorraquídeo, dan idea de la gravedad del infarto y, por tanto, tienen un valor pronóstico de forma precoz. Se deben descartar infecciones víricas o bacteriológicas, así como realizar estudio de factores protrombóticos; hereditarios y adquiridos.

Realizar una valoración neurológica estructurada para valorar asimetrías que puedan involucrar al tono, la postura y la actividad motora espontánea.