Tratamiento

Dependiendo del tipo de microbio que cause la endocarditis se seleccionará un antibiótico u otro. Para tratar la enfermedad causada por bacterias u hongos se utilizan altas dosis de antibióticos administrados por vena. Este tratamiento requiere estar ingresado en el hospital, por lo menos, durante las primeras semanas.  

Una vez que la fiebre y otros síntomas hayan disminuido, se puede plantear continuar con la terapia intravenosa en el domicilio con supervisión diaria del paciente por profesionales sanitarios, o bien en un hospital más cercano al lugar de residencia. En algunos casos se puede plantear acabar el tratamiento dando los antibióticos por vía oral.    

Si la endocarditis está provocada por hongos, se administra una combinación de antifúngicos, también de forma prolongada e intravenosa al principio, para luego pasar a la vía oral durante al menos un año.  

En algunos casos muy concretos y graves que no se pueden operar, puede ser necesario mantener el tratamiento antibiótico o antifúngico por vía oral de por vida para garantizar la curación y que no vuelva a manifestarse la enfermedad.

En casi la mitad de los pacientes la destrucción de las válvulas cardiacas o la alteración del funcionamiento adecuado del corazón es tal, que la curación sólo podría conseguirse combinando la cirugía cardiaca con los antibióticos o antifúngicos. En estos casos, el cirujano cardíaco operará las válvulas dañadas por la infección y eliminará los tejidos afectados.  

Según los hallazgos de cada caso, el cirujano puede recomendar una reparación de la válvula dañada o reemplazarla con una válvula artificial hecha de tejido de vaca, cerdo o humano (una válvula de tejido biológico) o bien una válvula mecánica protésica (de metal). La cirugía cardíaca es una intervención muy compleja, pero se ha demostrado que es necesaria para eliminar la infección y restaurar la función valvular del corazón.