Vivir con Artritis Reumatoide

Practicar actividad física regular. El ejercicio es una herramienta muy útil para preservar la funcionalidad y mejorar la calidad de vida de los pacientes.  

Seguir una alimentación equilibrada y variada, la dieta mediterránea. A fecha de hoy no existe evidencia que una alimentación específica mejore o cambie el curso de la enfermedad. Sí se recomienda una alimentación equilibrada y rica en derivados lácteos y vitamina D que suplementen el efecto que causa el uso crónico de glucocorticoides. 

Mantener un peso corporal saludable. El peso correcto ayuda a prevenir complicaciones de la enfermedad. 

Evitar el tabaco. Es un factor de riesgo para el desarrollo de la enfermedad y, además, se asocia a una peor respuesta de los fármacos y evolución de la enfermedad.   

Factores emocionales. Reducir el estrés y disponer de recursos personales y sociales ayudan a afrontar la enfermedad y a convivir con ella, lo que favorece los hábitos de autocuidado y seguimiento del tratamiento.  

Descanso y ocio adecuados.

Vida laboral. Los actuales tratamientos permiten continuar con una vida laboral normal en activo en la gran mayoría de pacientes. 

Sexualidad. Es parte de la calidad de vida del paciente. Durante las fases de remisión no suelen existir problemas con la actividad sexual y ni la medicación o la enfermedad en sí condiciona cambios en el deseo sexual. Sin embargo, la presencia de dolor, rigidez, fatiga, limitación de los movimientos durante los brotes de la enfermedad puede repercutir en este ámbito.