La visita al mercado ha ido a cargo de la Dra. Marta Arias, nefróloga, Bárbara Romano, nutricionista y Anna Pérez y Sonia Perea, enfermeras de trasplante renal. La primera visita se celebró en el marco de la Semana del riñón a principios de marzo y participaron una docena de pacientes. Próximamente, está previsto que este tipo de visitas puedan repetirse con otros tipos de pacientes. El objetivo de la visita es poder dar consejos y formación a estos pacientes a la hora de cocinar y realizar su compra.
La Enfermedad Renal Crónica (ERC) es el deterioro progresivo e irreversible de la función renal. Es decir, los riñones pierden lentamente su capacidad de trabajo. Una de cada diez personas en el mundo tiene, sin saberlo, insuficiencia renal en mayor o menor grado. Cuando la enfermedad evoluciona puede transformarse en crónica y se corre el riesgo de que el daño acumulado en el riñón sea irreversible.
La alimentación es uno de los pilares más importantes para un resultado óptimo en el tratamiento de la enfermedad renal crónica. Cuando existe un diagnóstico de ERC, los riñones no pueden mantener el correcto control de ciertas sustancias y, por eso, se acumulan en la sangre afectando así al buen funcionamiento del cuerpo. Es por esta razón que es necesario realizar una alimentación adecuada, es indispensable para retrasar la evolución de la enfermedad y/o evitar complicaciones.
Algunos de los elementos de la alimentación a tener en cuenta por los pacientes con enfermedad renal son:
- Energía. Las proteínas en cantidades elevadas pueden favorecer la progresión de la enfermedad renal crónica, por lo que, en caso de no precisar todavía diálisis, debe moderarse su consumo. En este sentido, la energía se obtiene, principalmente, de las féculas -pan, pasta, arroz, patata, legumbres..., las grasas de los alimentos y el aceite de oliva como primera opción de grasa añadida. Además, es importante mantener un peso adecuado para evitar complicaciones relacionadas con el sobrepeso o bajo peso.
- Proteínas. Un elevado consumo de proteínas perjudica la evolución de la enfermedad y la presencia de proteínas en la orina. Se aconseja reducir a una ración diaria –alrededor de 100 g, pero se personalizará en cada caso– el alimento rico en proteínas (carne, pescado, huevo, etc.).
- Sodio. La sal aumenta la presión arterial que perjudica a la progresión de la enfermedad renal crónica, por lo que es importante reducir su consumo. Por eso, es preciso evitar platos precocinados, aperitivos salados, pastillas de caldo, salsa de soja, entre otros, y cocinar con especias y hierbas aromáticas para dar sabor a los platos sin tener los efectos negativos de la sal.
- Potasio. Es un mineral que lo contienen muchos alimentos, pero los que destacan por su alto contenido son ciertas frutas y verduras, patatas, legumbres y frutos secos. Debe controlarse qué alimentos comer y con qué frecuencia, así como elegir cocciones que ayuden a su eliminación como son el remojo y la cocción.
- Fósforo. Para controlar este mineral es importante diferenciar su origen. El más peligroso de todos es el de origen industrial, añadido como aditivo en platos precocinados, embutidos, bebidas tipo pegamento, etc. y es lo que debería evitarse siempre que sea posible. El fósforo de origen natural, como el que se encuentra en carnes, pescados, lácteos, huevos, legumbres y frutos secos, debe vigilarse, pero con un consumo moderado de estos alimentos, podemos hacer una alimentación saludable evitando el acumulación de fósforo. Por la Dra. Marta Arias, del Servicio de Nefrología y trasplante renal “la visita al Mercado del Ninot sirve para aconsejar a los pacientes qué alimentos pueden ser más adecuados para ellos. Es necesario ser consciente de que la dieta se modificará en los diferentes estadios de la enfermedad, y según el tratamiento renal que lleven a cabo”. Por su parte, Bárbara Romano, nutricionista del Clínic explica que “cada vez la dieta se personaliza en cada paciente. Partimos de una dieta saludable y mediterránea y adaptamos las necesidades de los pacientes en esta dieta”.
Para Anna Pérez, enfermera de trasplante renal, “la alimentación forma parte del tratamiento. Puede ayudar a regular niveles de colesterol, niveles de azúcar... El papel de los profesionales de enfermería con los pacientes con enfermedad renal también pasar por ver cómo se adapta la alimentación al control de la enfermedad” concluye.