Este 2022 la Unidad de Hepatitis Víricas del Hospital Clínic deja de estar operativa. Este dispositivo transversal se creó hace diez años para el seguimiento y tratamiento de los pacientes con hepatitis virales, especialmente con hepatitis C, cuando apenas comenzaban a aparecer antivirales orales frente a esta enfermedad tan prevalente.
La complejidad de los primeros tratamientos, los efectos adversos y la gran cantidad de pacientes a tratar hacían necesario un abordaje multidisciplinar en el que participaban, además de especialistas en hepatología, psiquiatras, dermatólogos, internistas, farmacéuticos y especialistas en microbiología. Con los años, los tratamientos se simplificaron progresivamente y la eficacia y seguridad aumentaron hasta la actualidad, cuando la curación de la hepatitis C es posible sin efectos adversos en prácticamente todos los pacientes.
Durante estos años, la unidad la ha dirigido el Dr. Xavier Forns, que ahora es jefe en funciones del Servicio de Hepatología y jefe del grupo de investigación Hepatopatías víricas, tóxicas y metabólicas del IDIBAPS. En este tiempo, se han tratado más de 3.000 pacientes con hepatitis C, consiguiendo la curación en más del 95% de casos y se han podido dar de alta a más de 1.500 personas con hepatitis C, previniendo la evolución de la enfermedad a fases más avanzadas.
Las hepatitis víricas son enfermedades que provocan la inflamación del hígado causadas por uno de los virus de la hepatitis: A, B, C, D o E. Los virus B y C pueden provocar una infección crónica. En España, hasta un 2% de la población tenía una hepatitis crónica por virus C, siendo la causa más frecuente de cirrosis, carcinoma hepatocelular y, por tanto, la indicación más frecuente de trasplante de hígado.
Teniendo en cuenta que el virus de la hepatitis C se descubrió en 1989 y que sólo 25 años más tarde es posible curar prácticamente todos los casos con un tratamiento sencillo y seguro, puede considerarse un éxito absoluto. “Es un hito de la medicina, pues muy pocas enfermedades se logran controlar con tanta rapidez. Esto explica que los Nobel de Medicina del pasado año fueran para tres científicos claves en el descubrimiento y tratamiento del virus de la hepatitis C”, explica Xavier Forns.
El tratamiento de las hepatitis víricas en el Clínic
La Unidad de Hepatitis Víricas del Hospital Clínic se constituyó en 2012. En aquella época el tratamiento de las hepatitis era muy complejo y poco eficaz.
“En el momento de la creación de la Unidad, se veía venir un alud enorme de nuevos tratamientos para la Hepatitis C. En una primera fase los tratamientos eran en forma de ensayos clínicos, incluso estaba previsto su uso compasivo. Dada la enorme cantidad de pacientes con hepatitis C que seguíamos activamente en las consultas, muchos de ellos con formas avanzadas de la enfermedad (cirrosis hepática), previmos que habría un aumento muy importante de la actividad asistencial”, señala Xavier Forns.
En una primera fase, los pacientes recibían la combinación de los nuevos fármacos orales con la inyección subcutánea de interferón, provocando efectos secundarios importantes como depresión, erupciones cutáneas, infecciones o alteraciones hematológicas graves. “En este punto el papel de la enfermera de apoyo de la Unidad, la Sra. Concepción Bartres, fue clave, pues los pacientes lo pasaban mal, tenían que venir muy a menudo y el tratamiento se alargaba hasta un año. Muchos de ellos, los que tenían una enfermedad hepática más avanzada, recibían transfusiones de sangre por la anemia que les provocaba la medicación”, recuerda el Dr. Forns.
Sin embargo, para el correcto abordaje de los pacientes, se requería de la coordinación extraordinaria de todos los componentes de la unidad, tanto por los síntomas sistémicos derivados de la enfermedad como por los efectos secundarios del tratamiento. El Centro de Diagnóstico Biomédico del Clínic (CDB) también tuvo un papel relevante, pues debían ir evaluando de forma periódica las cargas virales y, en caso de pacientes trasplantados de hígado, era crucial hacer una buena interpretación de las biopsias hepáticas.
La aparición de los antivirales orales: un cambio de paradigma
Los antivirales de acción directa impiden que el virus de la hepatitis C se multiplique e infecte nuevas células hepáticas. Los principios activos del medicamento actúan de forma conjunta y bloquean las diferentes proteínas que el virus necesita para crecer y reproducirse, lo que permite eliminar la infección de forma permanente del cuerpo.
En 2014 se publicó el primer estudio sobre la eficacia de los antivirales orales (sin necesidad de interferón) para eliminar la infección por el virus de la hepatitis C en los pacientes con cirrosis: un 95% de los pacientes que participaron se curaron de la infección. La Unidad de Hepatitis Víricas fue la única participante en España en este estudio publicado en el New England Journal of Medicine (NEJM). A finales de ese año, un estudio liderado por el Dr. Forns y publicado también en el NEJM demostraba que estos tratamientos presentaban altas tasas de respuesta también en personas trasplantadas de hígado que tenían la infección, mejorando la supervivencia del paciente y del injerto a largo plazo.
La Unidad participó en estos estudios y otros publicados en revistas de alto impacto que llevaron a la aprobación de los tratamientos por parte de las agencias reguladoras.
El éxito en la tasa de curación supuso un cambio de paradigma en el manejo de los pacientes. Una vez eliminado el agente causal de la enfermedad y dada la capacidad de regeneración del hígado se podían evitar las complicaciones derivadas de la cirrosis, como la hemorragia por varices, la encefalopatía hepática o la aparición de ascites.
En esa época los fármacos no estaban todavía comercializados y su uso en determinados pacientes era compasivo. Fruto de estos estudios y para racionalizar su uso escalonado, el Ministerio de Sanidad creó el Plan Estratégico Nacional para el abordaje de la Hepatitis C, encabezado por el Dr. Joan Rodés.
Recientemente, el grupo ha publicado en la revista Journal of Hepatology un estudio que demuestra el cambio de perfil de los pacientes que ingresan en la sala de Hepatología; actualmente la presencia de pacientes con cirrosis por el virus C es residual. Esto también ha comportado un cambio en la composición de las listas de espera para recibir un trasplante de hígado, ya que el número de pacientes con cirrosis por virus C se ha reducido de forma significativa.
Ahora, dado que se dispone de unos tratamientos tan eficaces y bien tolerados, “es relevante fomentar la microeliminación de la hepatitis C en aquellos colectivos en los que todavía encontramos una prevalencia elevada, como son las personas que se inyectan drogas, inmigrantes que provienen de zonas de alta prevalencia (algunas zonas de Asia o África) o personas en situación de vulnerabilidad y que tienen un acceso complejo al sistema sanitario”, explica el Dr. Forns.
El cierre de la Unidad de Hepatitis Víricas: un caso de éxito
Cuando la unidad se creó cumplía los criterios de transversalidad que caracterizan a las Unidades en el Hospital Clínic, por los cuales un grupo de especialistas de diferentes servicios están coordinados para el abordaje y tratamiento de una enfermedad. "Estas Unidades aparecen por las necesidades derivadas del seguimiento y tratamiento de las enfermedades a las que están dedicadas, cuando se requiere una coordinación entre especialistas de diferentes servicios", señala Antoni Castells, Director Médico del Clínic.
La alta tasa de curación y la progresiva simplificación y seguridad de los tratamientos ha hecho que el carácter multidisciplinar de la Unidad se haya reducido, así como lo ha hecho el número de pacientes con infección activa de forma que, actualmente, la actividad asistencial al alrededor de la hepatitis C ha vuelto a los niveles existentes en 2012.
La atención a los pacientes con todo tipo de hepatitis sigue en el Servicio de Hepatología y lo hace bajo el liderazgo del Dr. Forns y las Dras. Sabela Lens y Zoe Mariño, con los mismos circuitos y estándares de calidad que hasta ahora. Estos profesionales continuarán ocupándose del seguimiento ambulatorio no sólo de los pacientes con hepatitis virales, sino también de las enfermedades hepáticas genéticas y hepatopatías por fármacos o tóxicos.
“Esta Unidad ha sido un modelo de funcionamiento y eficiencia en la utilización de recursos. Es una muy buena noticia anunciar su cierre, pues indica que los pacientes tienen una buena opción terapéutica que facilita su seguimiento y posibilita su curación”, concluye el Dr. Castells.