El estudio, dirigido por Patricia Pérez-Galán, jefa del grupo Microambiente en la patogénesis y la terapia del linfoma del IDIBAPS e investigadora del CIBERONC, lo publica la revista Leukemia.
El linfoma folicular es el segundo subtipo más común de linfoma no Hodgkin y el linfoma indolente más frecuente en los países occidentales, representando el 20-30% de todos los casos. A pesar de su carácter indolente, se trata de una enfermedad incurable caracterizada por recaídas frecuentes que reducen la supervivencia del paciente y un riesgo acumulativo de transformación a un linfoma agresivo de un 1% por año tras el diagnostico.
El origen de este linfoma reside en la estrecha colaboración entre alteraciones genéticas bien caracterizadas y la interacción de la célula tumoral con un microambiente complejo formado por diversos tipos celulares. Este estudio se ha centrado en el análisis de las interacciones entre las células de linfoma con dos poblaciones fundamentales de su microambiente: los monocitos/macrófagos y las células dendríticas foliculares.
Gracias al uso de cultivos de células de pacientes con linfoma folicular y modelos animales (ratón), los autores han demostrado que la interacción entre el linfoma y las células dendríticas de su microambiente favorece el crecimiento tumoral. Además, a través de la secreción de dos tipos de citocinas, promueve el reclutamiento, la diferenciación y la polarización de los monocitos a macrófagos de tipo pro-tumoral (denominados M2), dando soporte al tumor y generando un ambiente inmunosupresor.
El análisis de la citocina CSF-1 y de su receptor, fundamentales en el proceso de diferenciación y activación de los macrófagos, reveló que los pacientes de alto grado y, por tanto, peor pronóstico, presentan altos niveles de CSF-1 en suero y una elevada expresión del receptor CSF-1R en el tejido tumoral, correlacionando además con una menor una supervivencia global y un mayor riesgo de transformación a un linfoma agresivo.
Una nueva estrategia terapéutica
Por último, los autores proponen una nueva aproximación terapéutica combinando pexidartinib, un inhibidor del receptor de la citocina CSF-1, con la inmunoterapia estándar en linfoma folicular (rituximab). Esta combinación consigue desmantelar la comunicación entre las células tumorales y los macrófagos de tipo M2 e induce una reeducación de los macrófagos a un tipo proinflamatorio y, por tanto, antitumoral. “El resultado de esta terapia combinada es un potente efecto antitumoral sin necesidad de los tradicionales cócteles de quimioterapia”, comenta el primer autor del artículo Juan García Valero.
En resumen, estos resultados apoyan el papel de los macrófagos en la patogénesis de linfoma folicular e indican que el análisis de las citocinas, y en concreto, de CSF-1 y su receptor, puede ser un factor pronóstico relevante y una nueva diana terapéutica que coopera con la inmunoterapia estándar para la enfermedad.
Este estudio ha sido financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad (SAF2017-88275-R).
Referencia del estudio:
The receptor of the colony-stimulating factor-1 (CSF-1R) is a novel prognostic factor and therapeutic target in follicular lymphoma.
Valero JG, Matas-Céspedes A, Arenas F, Rodriguez V, Carreras J, Serrat N, Guerrero-Hernández M, Yahiaoui A, Balagué O, Martin S, Capdevila C, Hernández L, Magnano L, Rivas-Delgado A, Tannheimer S, Cid MC, Campo E, López-Guillermo A, Colomer D, Pérez-Galán P.
Leukemia. 2021 Mar 17. doi: 10.1038/s41375-021-01201-9