Cuando aún no han pasado dos años del primer trasplante de útero en el Clínic, el equipo de los Drs. Francisco Carmona y Antonio Alcaraz ha realizado el segundo trasplante. En esta ocasión ha sido posible por la donación del útero de una madre a su hija y la operación de 18 horas de duración se ha desarrollado con éxito. Después de dos meses la paciente ya ha tenido su primera menstruación y se espera que a finales de este año se pueda implantar el primer embrión.
Cambios respecto a la primera operación y después del trasplante
Respecto al primer trasplante de útero, en esta segunda operación se ha introducido alguna modificación tecnológica. El equipo ha contado con un exoscopio. Se trata de un dispositivo nuevo que el hospital ha incorporado hace pocos meses y que consiste en una lente de gran aumento y alta definición de imagen. Este dispositivo ha ayudado en la cirugía de banco, momento en que el útero está fuera del cuerpo y se prepara para poder ser transferido, y en el implante en cirugía abierta.
Por otro lado, también se ha modificado la cantidad de embriones viables. La paciente receptora del primer trasplante tuvo la primera menstruación al mes y medio de la operación, pero aún no se ha conseguido un embarazo viable. Entonces se disponía de 4 embriones sanos, pero esta vez se han conseguido 16 de la paciente receptora lo que aumenta las posibilidades de embarazo en esta segunda ocasión.
Una cirugía de gran complejidad
El útero es un órgano anatómicamente muy complejo. Tiene una red de venas pequeñas y frágiles en lugar de venas visibles y bien establecidas como pasa con otros órganos. La vascularización de este órgano se multiplica por 20 cuando hay embarazo, pero está muy poco vascularizado cuando no lo hay.
“Estamos hablando probablemente del trasplante más complejo que se emprende. Solamente equiparable a trasplantes de cara”, explica el Dr. Antonio Alcaraz.
Este segundo trasplante se ha realizado de madre a hija porque uno de los requisitos para realizarlo es que las mujeres candidatas estén emparentadas por lazos familiares de primer o segundo grado. Cumplir los requisitos de compatibilidad inmunológica, que la donante ya haya cumplido su deseo gestacional, y que las dos personas estén sanas. Por un lado, para que la cirugía no represente un riesgo para ellas, y por otro, para que la receptora tolere bien el tratamiento inmunosupresor.
“Hay momentos muy críticos de la cirugía tanto en la fase de extracción como en la del implante, y parte de la complejidad viene por ahí, son muchas horas que tienes que estar muy concentrado”, comenta el Dr. Antonio Alcaraz.
“Es una maratón donde hay puertos de primera categoría que tienes que ir pasando y hasta el final no se acaba. Yo destacaría como el pico más difícil casi al final de la cirugía de la donante, cuando el útero está solo unido por las arterias y venas que vamos a conservar. En ese momento es tremendamente fácil cometer un error, hacer un movimiento brusco que lesione la vascularización y que perdamos el órgano”, añade el Dr. Francisco Carmona.
Actualmente en todo el mundo se han realizado aproximadamente 100 trasplantes y su viabilidad está alrededor del 80%. Ya han nacido 30 niños hasta la fecha. En general se espera unos 6 meses después de la operación para hacer la transferencia de un embrión y las mujeres se suelen quedar embarazadas entre la cuarta y la quinta transferencia. Con este tipo de trasplante existe un 40% de recién nacidos sanos viables, mientras que con la fecundación in vitro estándar, la tasa de recién nacidos viables por pareja que inicia el proceso no llega al 20%.
Lo que garantiza el éxito
Esta operación, enmarcada en un proyecto de investigación que se inició hace cinco años, pretende validar la viabilidad de esta cirugía con la aprobación de realizar 5 trasplantes en mujeres con síndrome de Rokitansky a lo largo del proyecto. Este síndrome supone un defecto congénito en el aparato reproductor femenino, las mujeres que lo tienen nacen sin útero ni trompas de falopio. El proyecto involucra a un equipo formado por más de 50 profesionales, y de ellos, 20 fueron los que llevaron a cabo la operación, entre especialistas en cirugía urológica y ginecológica, de anestesia y personal de enfermería. Se pone así de manifiesto la capacidad del hospital para organizar un equipo multidisciplinar, cuya coordinación representa un paso importante para garantizar el éxito.
“Son cirugías para equipos muy seleccionados, menos de 10 equipos en todo el mundo son capaces de realizarla, lo que sitúa al hospital en la élite de la cirugía mundial”, apunta el Dr. Francisco Carmona.
No solo es necesario un equipo cohesionado sino cirujanos altamente especializados con la capacidad de trasplantar un órgano como es el útero, lo que puede permitir realizar otros trasplantes en mujeres que se les ha extirpado este órgano o bien no tienen un útero funcional. Realizar este trasplante en el Hospital Clínic constituye un progreso tecnológico que abre el camino para realizar otros trasplantes como el de riñón o el de otros órganos en niños de muy bajo peso con vasos muy similares a los que se pueden encontrar en el útero.
“Estamos avanzando de manera adecuada pero aún no hemos llegado a la meta. Nos falta el éxito final que es poder asistir al nacimiento de un bebé”, comenta el Dr. Francisco Carmona.
Fotos del segundo trasplante de útero