Dra. Mª Josep Martí: "El gran objetivo es ralentizar, detener o incluso revertir el proceso de la enfermedad"
Entrevista a la Dra. Mª Josep Martí, neuróloga y jefe del grupo de Enfermedad de Parkinson y otros trastornos neurodegenerativos del movimiento del IDIBAPS. Con ella hablamos de lo que sabemos hasta ahora sobre esta enfermedad y hacia dónde va encaminada la investigación con motivo del día mundial del Parkinson.
También es coordinadora del Centro de Referencia CSUR para Enfermedades Raras con Trastornos del Movimiento y Directora del Hospital Clínic Health Care Provider de la Red Europea de Referencia para Enfermedades Neurológicas Raras (ERN-RND).
Quizás desde los 30 años ya lo llevas de forma silenciosa pero da la cara entre los 50 o 60 años, y a medida que incrementa la edad aumenta la frecuencia de diagnósticos. Hay pacientes con Parkinson juvenil que presentan síntomas a los 40, 30 o incluso a los 20 años. Muchos de los juveniles son hereditarios pero también algunos que afectan a las personas mayores pueden serlo. Sin embargo, el Parkinson hereditario por mutación de un gen conocido sólo representa un 10% de todos los casos. El resto se conoce como Parkinson idiopático, y es aquél que surge sin una causa genética específica y no sabemos el porqué.
Cuando aparecen los síntomas motores, de temblor, rigidez y ralentización de los movimientos, el 60% de las neuronas de la sustancia negra del cerebro están ya afectadas. La sustancia negra es una zona en la que se produce la dopamina, conocida como “la hormona del bienestar”. Es un neurotransmisor que controla las respuestas mentales, emocionales y motoras. En el Parkinson se pierde la dopamina porque las neuronas que la producen degeneran y por eso aparecen los síntomas motores.
En los próximos años la investigación del Parkinson creo que irá más enfocada a la medicina personalizada.
A partir de mayo el Hospital Clínic iniciará el proyecto HEBA (Envejecimiento Cerebral Saludable, por sus siglas en inglés) financiado por la Fundación Michael J. Fox, y se pretende que dure 5 años. Estará abierto a la población general que responderá a un cuestionario online y con las respuestas se aplicará un algoritmo que determinará las personas que tienen alto riesgo de desarrollar Parkinson. Se seleccionará un grupo para realizar una prueba olfativa y algunos de ellos acudirán al Hospital para hacerles un seguimiento y observar su evolución. El objetivo es realizar el diagnóstico lo antes posible, en estadios preclínicos o prodrómicos. Si pudiéramos detectar a los afectados en estas fases, estaríamos más cerca del gran objetivo de ralentizar, detener o incluso revertir el proceso de la enfermedad. Es un estudio que aparte de Cataluña se realizará en otras dos regiones, Innsbruck (Austria) y Kassel (Alemania).
Son aquellos que tienen un alto riesgo de desarrollar la enfermedad, por ejemplo, pacientes con una mutación genética pero que todavía no presentan la enfermedad de forma manifiesta, o bien tienen síntomas que suelen manifestarse en la etapa anterior a los problemas motores, de temblor y ralentización. Estos son el estreñimiento, la pérdida de olfato (hiposmia o anosmia), y el trastorno del sueño REM (pesadillas y movimientos durante el sueño). Haber pasado una depresión y tener algún familiar con Parkinson también incrementa el riesgo. Se trata de seleccionarlos lo antes posible porque la enfermedad se inicia mucho antes que los síntomas. En la mayoría de las enfermedades neurológicas degenerativas ocurre lo mismo. Nos hemos dado cuenta de que comienza muchos años antes de que se manifiesten.
Para muchos pacientes venir a consulta es importante, saben que aquí están cuidados y trabajamos para ayudarles.
Es una fundación formada por muchos científicos y neurólogos que se dedican a estudiar el Parkinson y es una de las impulsoras más importantes dentro de la investigación de esta enfermedad y que destina más dinero a su investigación. Fue fundada por el actor Michael J. Fox, famoso por la película "Retorno al futuro", y que fue diagnosticado con Parkinson juvenil a los 29 años.
Esta fundación tiene un proyecto de investigación llamado proyecto PPMI (Parkinson's Progression Markers Initiative, por sus siglas en inglés) que se puso en marcha hace 12 años y tiene por objetivo estudiar la progresión y los factores de riesgo de la enfermedad, para encontrar un cura. Ahora este estudio entra en una segunda fase que analizará a los pacientes recientemente diagnosticados y los prodrómicos. Nosotros estamos involucrados desde sus inicios y trabajamos activamente en esta segunda fase.
En los últimos años se intenta actuar terapéuticamente sobre la posible causa de la enfermedad. Hay una proteína llamada alfa-synucleína, que se cree que pasa de unas neuronas a otras. Las personas que tienen el doble o el triple de alfa-synucleína de los niveles normales tienen Parkinson, esto parece una causa clara. Impedir su progreso podría significar una mejoría de muchos pacientes. Se sabe que esta proteína se pliega mal y hace agregados que entran en la neurona y la degeneran. Otros científicos piensan que estos agregados podrían ser protectores o al menos no dañinos. Siguiendo con la primera hipótesis se ha intentado trabajar contra esta proteína, pero los resultados, por ahora, no han sido los esperados. Cuanto más investigamos y más conocemos, más nos damos cuenta de que todavía nos queda bastante camino por recorrer.
En el estudio HEBA se seleccionan a los pacientes lo antes posible porque sabemos que la enfermedad se inicia mucho antes de que aparezcan los síntomas.
Porque no tenemos fácil acceso. Cuando estudiamos el cerebro de una persona que ha fallecido por esta causa quizás hace 30 años que le habían diagnosticado, y el cerebro ya no es el mismo que cuando empezó a manifestarse. A ese cerebro le han pasado muchas cosas. Por ejemplo, en el caso del Alzheimer, la prueba PET (tomografía por emisión de positrones) permite ver la evolución de la proteína TAU o Beta-amiloide. Por el contrario, en el Parkinson no tenemos ningún marcador de PET para detectar la alfa-synucleína, y esto es un factor de complicación adicional.
Cuanto más investigamos y más conocemos, más nos damos cuenta de que todavía nos queda camino por recorrer.
Se está viendo que cada vez la investigación debe ir más enfocada a encontrar las causas moleculares que provocan la enfermedad. Causas moleculares que pueden ser diversas. Por ejemplo, ahora se está estudiando el gen LRRK2. La mutación de éste puede ser responsable de un tipo de Parkinson hereditario, pero también podría contribuir a la patogénesis de la enfermedad de forma más general. Otra hipótesis es que la “enfermedad del Parkinson” incluye muchas enfermedades distintas, con causas moleculares específicas, al igual que ocurre con el cáncer. En los próximos años la investigación del Parkinson creo irá enfocada más a la medicina personalizada.
Los médicos queremos curar a nuestros pacientes, y no poder hacerlo es frustrante, pero a su vez es estimulante porque es un reto querer dar respuesta a sus necesidades. A los pacientes les digo, sobre todo ahora con la pandemia “no es necesario que vengan, ya les llamo yo, pero ellos me responden que están esperando venir”. Aunque algunos ya saben que no podemos ayudarles mucho en cuanto a opciones terapéuticas, para ellos venir a consulta es importante, confían con nosotros y saben que trabajamos para ayudarles.