Un estudio liderado por el Clínic-IDIBAPS ha descrito por primera vez la evolución de los niveles de cobre intercambiable, el denominado CuEX, en una cohorte de pacientes con enfermedad de Wilson (EW). Asimismo, la publicación describe por primera vez cómo utilizar este biomarcador para el seguimiento de los pacientes con EW a largo plazo.
El trabajo, publicado en la revista Hepatology, ha sido encabezado por Zoe Mariño, especialista senior del Servicio de Hepatología del HCB y miembro del grupo de investigación del IDIBAPS Enfermedades hepáticas víricas, genéticas e inmuno-mediadas y del área de Enfermedades Hepáticas y Digestivas del CIBER (CIBEREHD) y Mercè Torra, consultora del Servicio de Bioquímica y Genética Molecular del HCB y miembro del grupo de investigación del IDIBAPS Esquizofrenia y del área de Enfermedades Raras del CIBER (CIBERER), en colaboración con Marina Berenguer, hepatóloga del Hospital La Fe de Valencia e investigadora principal del CIBEREHD.
La enfermedad de Wilson (EW) es una enfermedad genética rara que provoca que el cuerpo acumule demasiado cobre por un defecto en su eliminación hepática. Este cobre se deposita en los órganos, especialmente en el hígado (pudiendo producir cirrosis), o en el cerebro, provocando síntomas neurológicos o psiquiátricos en algunos pacientes.
La prevalencia observada en la práctica clínica indica que tienen EW uno de cada 30.000 habitantes, pero se considera que existe un infradiagnóstico significativo, ya que la prevalencia de las variaciones genéticas que la provocan es muy superior. Esta discrepancia entre lo esperable genéticamente y lo identificado clínicamente se debe en parte a la ausencia de biomarcadores diagnósticos suficientemente precisos de la enfermedad. Asimismo, la monitorización metabólica de la enfermedad tras el inicio del tratamiento anti-cobre es aún más compleja.
El Hospital Clínic Barcelona (HCB), miembro de la red ERN (European Reference Network) RARE-Liver, es un centro de referencia español para el seguimiento de los pacientes con EW y acumula una experiencia clínica notable en el seguimiento de esta enfermedad.
En el año 2021, Zoe Mariño y Mercè Torra pusieron en marcha la denominada cuantificación del cobre intercambiable (CuEX). La determinación del CuEX y su ratio con respecto al cobre total (denominado REC) es una metodología desarrollada hace años en Francia, pero que ha sido escasamente externalizada, en la que se evalúa la fracción del “cobre tóxico” en sangre. Desde su instauración, el laboratorio liderado por Mercè Torra ha recibido un número creciente de muestras para la cuantificación de CuEX de pacientes con EW desde otros hospitales de todo el territorio español, incluyendo el Hospital La Fe de Valencia, colaborador fundamental en este trabajo.
En el trabajo se describe por primera vez la evolución de los niveles de cobre intercambiable en una cohorte de 92 pacientes con EW tratados durante un seguimiento de 2 años, para ver si la determinación del CuEX y REC podría tener utilidad en el seguimiento de los pacientes con EW bajo tratamiento. Los resultados muestran que se observa un rápido descenso de los niveles de CuEX en pacientes de nuevo diagnóstico tratados, “lo que sugiere que este biomarcador puede ser muy útil para la monitorización del tratamiento precoz”, explica Torra.
Por otro lado, más de la mitad de los pacientes de la cohorte (57%) presentaban niveles de CuEX por debajo del rango de normalidad descrito previamente en población sana, sin observar en ellos ningún déficit de cobre, lo que apunta a la necesidad de definir rangos específicos para esta población. “Este concepto es muy novedoso y puede ser de gran ayuda para guiar a los profesionales responsables en el seguimiento de estos pacientes”, según Mariño.
El estudio también muestra que la correlación del CuEX con el cobre en orina, que es el parámetro utilizado más frecuentemente para realizar el seguimiento, es pobre “por lo que deben usarse de forma complementaria”, comenta Mariño.
Por último, no parecen existir diferencias en los niveles de CuEX entre los pacientes considerados clínicamente estables o inestables, si bien los niveles más elevados se agruparon en aquellos con un diagnóstico más reciente o con mala adherencia a la medicación.
“Este trabajo aporta mensajes importantes y novedosos que pueden eventualmente guiar el tratamiento de estos pacientes en un futuro cercano”, explica Torra. “Por ejemplo, sugerimos la necesidad de definir un rango diana de CuEX en lugar de usar rangos de normalidad descritos previamente que parecen no ajustarse a esta población”, concluye Mariño.