La neuromielitis óptica es una enfermedad inflamatoria autoinmune del sistema nervioso central (SNC) que afecta de forma preferente al nervio óptico y a la médula espinal, aunque también puede afectar al cerebro. El 80-90% de los pacientes presentan un curso caracterizado por brotes, generalmente con recuperación incompleta, y una discapacidad que aumenta en relación con los brotes que son frecuentes y graves. A los cinco años desde el inicio de la enfermedad, más del 50% de los pacientes han perdido la visión de uno o ambos ojos o necesitan ayuda para caminar. La mortalidad se da en hasta el 20% de los pacientes.
Al 80% de los pacientes se les detecta anticuerpos dirigidos contra un canal acuoso, la aquaporina 4 (IgG-AQP4), responsables de la destrucción inmunomediada del astrocito y de la desmielinización que ocurre de forma secundaria. La interleuquina 6 es clave en el proceso ya que favorece la formación de los anticuerpos, promueve las respuestas Th17 patogénicas y la rotura de la barrera hematoencefálica.
Hasta este año no existían ensayos clínicos aleatorizados en los que se hubiera evaluado la eficacia de un fármaco en neuromielitis óptica. Así, el tratamiento que se administraba a los pacientes con la enfermedad era medicación inmunosupresora, que es poco específica. En este estudio publicado en el NEJM se estudia el efecto de satralizumab, un anticuerpo monoclonal que se une de forma específica a los receptores de la interleuquina 6. “Si este anticuerpo bloquea el receptor, la interleuquina 6 no podrá actuar y, por tanto, no podrá desencadenarse la reacción inmune e inflamatoria que provoca daños en las células del SNC”, señala el Dr. Albert Saiz.
En el estudio publicado en el NEJM participaron 83 pacientes. De ellos, 41 fueron tratados con satralizumab y terapia inmunosupresora y, 42, con placebo y terapia inmunosupresora. La duración del estudio fue de 2 años. Los resultados demuestran que el tratamiento con satralizumab tiene una gran eficacia en reducir los brotes de la enfermedad, en especial en los pacientes con anticuerpos IgG-AQP4 positivos, con un perfil de seguridad muy alto. Del total de pacientes, sólo un 8% de los que recibieron satralizumab tuvieron recaídas, mientras que en el grupo que recibió sólo la medicación inmunosupresora, la tasa se situó en el 43%.
“Este fármaco, junto con otros dos tratamientos -eculizumab, un fármaco anti-complemento, y el inebilizumab, un fármaco anti-CD19-, cuyos estudios con resultados positivos se han publicado este año, abrirán nuevas puertas para el tratamiento de los pacientes con neuromielitis óptica”, concluye el Dr. Saiz.
Referencia del estudio:
Trial of Satralizumab in Neuromyelitis Optica Spectrum Disorder
Yamamura T, Kleiter I, Fujihara K, Palace J, Greenberg B, Zakrzewska-Pniewska B, Patti F, Tsai CP, Saiz A, Yamazaki H, Kawata Y, Wright P, De Seze J.
N Engl J Med. 2019 Nov 28;381(22):2114-2124. doi: 10.1056/NEJMoa1901747.