Durante este tiempo, se ha dado apoyo académico a una cincuentena de estudiantes que, por circunstancias clínicas, han tenido que interrumpir su vida universitaria y hacer largas estancias hospitalarias. Los destinatarios son generalmente alumnos de la UB, pero el proyecto se ha abierto también a estudiantes de otras universidades de Cataluña y del resto de España y el mundo, que vienen al Clínic a recibir tratamiento.
El programa, único en España, incluye diferentes tipos de actividades y de ayudas académicos y de apoyo intelectual para que los enfermos puedan llevar su vida de estudiantes con la máxima normalidad posible. Entre las acciones previstas, se imparten seminarios y clases de refuerzo, se hace la intermediación entre el estudiante y los docentes, se tutoriza y supervisan exámenes y pruebas, y se hacen gestiones académicas. En el proyecto también colaboran profesores asistentes -graduados y doctorandos de la UB-, que son los encargados de organizar e impartir estos seminarios específicos y las actividades de refuerzo intelectual que piden los mismos pacientes. Lola Josa, profesora de Filología Hispánica de la UB, y Francesc Casas, oncólogo del Hospital Clínic, codirigen el proyecto.
Cuando se da la situación de un alumno que necesita el proyecto Studia, se activa todo el engranaje de una manera muy inmediata. Los supervisores de planta de Oncología del Hospital Clínic informan si hay estudiantes universitarios ingresados. A partir de aquí, se contacta con el médico responsable del paciente para saber si está en condiciones de participar en los seminarios y las actividades de apoyo académico. Si la respuesta es afirmativa, se habla con él y con los familiares, y se empieza a trabajar. Josa actúa como tutora de los pacientes ingresados y sirve de puente de comunicación entre estos alumnos y la Universidad: a la hora de modificar matrículas, de ponerlos en contacto con los profesores y los jefes de estudios de las facultades, cuando han hacer exámenes o se les comunicarán las notas. «La respuesta de los profesores es siempre de una generosidad magnífica. Son personas dispuestas a hacer lo que sea necesario para ayudar a sus estudiantes», asegura la coordinadora.
Studia, un proyecto de vida
El proyecto Studia se reivindica a sí mismo como un proyecto de vida: «La mayoría de pacientes salen y pueden proseguir sus estudios. Incluso hay casos de estudiantes que han llegado a graduar», explica Josa. La emoción se transmite en su testimonio cuando hace balance de la experiencia de estos años: «Cada curso académico que acaba es como vivir y duplicar la propia vida para que todo un equipo de personas conseguimos que no queden frustradas las expectativas de gente muy joven a quien les toca vivir, como fuera de tiempo, una situación existencial límite. Nada es más importante», concluye.
El proyecto Studia de la UB está impulsado desde el Vicerrectorado de Estudiantes y Política Lingüística, con la colaboración del Servicio de Atención al Estudiante.
Fotografía: Joan Elias (izquierda) y Josep M. Campistol (derecha) (Foto: Xènia Fuentes / UB)