El shock cardiogénico es un estado clínico y hemodinámico muy complejo que conlleva una falta de riego sanguíneo en los órganos más importantes del cuerpo humano a causa de un infarto de miocardio masivo. Cada año, en toda Europa, más de 50.000 pacientes son diagnosticados de shock cardiogénico, siendo las mujeres y los ancianos los grupos de población con peor pronóstico en caso de sufrir esta afección. Se han llevado a cabo diversos intentos para mejorar la supervivencia de esta población con diferentes técnicas, pero ninguna de ellas ha comportado una mejora significativa de la mortalidad. La mayoría de los pacientes con shock cardiogénico terminan con insuficiencia orgánica multisistémica, que tiene una tasa de mortalidad en torno al 50% durante los primeros 30 días después de la aparición del cuadro clínico.
La ECMO es una modalidad de apoyo circulatorio mecánico con la que se extrae sangre desoxigenada de las venas del paciente y, tras ser enriquecida con oxígeno, se administra directamente al sistema arterial, preservando así los órganos críticos del cuerpo durante la fase más grave de la enfermedad.
En este ensayo de ámbito europeo, que está previsto que empiece el 1 de febrero, participarán más de 400 pacientes en un período de 34 meses. Los pacientes recibirán una revascularización inmediata para abrir la arteria bloqueada (angioplastia con stent) que está causando el ataque cardíaco y, tras su consentimiento, se les aleatoritzará para recibir un tratamiento estándar o bien un tratamiento estándar asociado a la implantación de la ECMO en las primeras horas posteriores al diagnóstico de shock cardiogénico.
El equipo de investigadores de la UPC y del Clínic-IDIBAPS participan en el proyecto aportando la tecnología Cardiosense: un monitor cardiovascular que permite obtener un prediagnóstico cardiovascular -con resultados más exactos que los actuales- en menos de 60 segundos y comunicarlos desde cualquier lugar donde haya cobertura de telefonía móvil. Se trata de un "vigilante del corazón", patentado por la UPC, que detecta tanto el electrocardiograma (la señal convencional que describe la actividad eléctrica del corazón) como la onda de pulso arterial (relacionada con la tensión arterial y la elasticidad de las arterias) a partir del contacto con las manos o los pies a través de dos pares de sensores metálicos. Unos sensores que se pueden colocar en fundas de teléfono móvil, tabletas, correas de reloj, básculas, volantes o manillares, o cualquier otro dispositivo con tecnología inalámbrica que se pueda coger, sujetar y tocar al mismo tiempo con dos extremidades.
En el marco del proyecto EURO SHOCK, la UPC desarrollará un monitor para la telecardiología que permitirá hacer el seguimiento de los pacientes una vez se les haya dado el alta, por lo que se reducirán las visitas al hospital. Con la tecnología Cardiosense, cualquier familiar o asistente podrá aplicar el dispositivo al enfermo, en casa, sin necesitar ningún conocimiento específico previo.
En el proyecto EURO SHOCK, liderado por el investigador Anthony Gershlick, de la Universidad de Leicester, participan 12 hospitales universitarios líderes de nueve países europeos. El resto de socios del proyecto son: accelopment AG (Suiza), Azienda Ospedaliera Papa Giovanni XXIII (Italia), Chalice Medical Limited (Reino Unido), Deutsches Herzzentrum München (Alemania), Universidad de Glasgow (Reino Unido), Katholieke Universiteit Leuven ( Bélgica), Ludwig-Maximilians Universität München (Alemania), Paula Stradina Kliniska universidades Slimnica (LV), University of East Anglia (Reino Unido), Universitetet y Tromsø (Noruega) y Universitaires Ziekenhuis Antwerpen (Bélgica).