La colonoscopia es una prueba de prevención y detección del cáncer colorrectal pero también evalúa síntomas como el sangrado o la diarrea crónica. Consiste en la introducción por el ano de un tubo flexible y delgado, del diámetro de un dedo aproximadamente, para obtener imágenes del intestino. El tubo, que consta de una lente y una luz, se avanza hasta el colon y se observan las imágenes en un monitor de vídeo. También permite realizar tratamientos a través de un canal operativo por el que se puede introducir material auxiliar si es necesario. La prueba suele durar menos de 45 minutos, pero entre la preparación previa y la recuperación pueden ser dos o tres horas. Se aconseja ir acompañado antes y después.
Antes de la prueba es necesario realizar una dieta sin fibra y beber líquidos para que el colon esté limpio, y no se puede comer las 6 horas previas a la colonoscopia. Durante la prueba no se experimenta dolor, se introduce un gas en el colon (aire o CO2) y un anestésico general de rápida eliminación. Si se identifican lugares de sangrado se inyectan medicamentos a través del canal operativo o se sellan los vasos que sagnan con cauterización. Si se encuentran pólipos se extirpan, y posteriormente se analizan. Después de la prueba se pueden sentir calambres o hinchazón por el aire introducido en el colon, que después desaparece al expulsar el gas, y en caso de la extirpación de pólipos se deberá seguir una dieta especial y restringir algunas actividades.
El cáncer de intestino grueso es el más frecuente en Cataluña y la segunda causa de muerte por cáncer en hombres y mujeres. Por eso en 2009 empezó el Programa de detección precoz de cáncer de colon y recto en Barcelona, coordinado por el Hospital Clínic y el Hospital del Mar, con la idea de diagnosticar y tratar este cáncer lo antes posible y aumentar las posibilidades de curación.
“Cada dos años, hombres y mujeres de entre 50 y 69 años reciben una carta que invita a este grupo poblacional a realizarse una prueba para detectar sangre en las deposiciones que no se ve a simple vista. La persona va a la farmacia, se le explica cómo hacérsela, se la realiza en casa, y se devuelve la muestra a la farmacia. El resultado positivo o negativo se comunica por teléfono. En los casos positivos se realiza una colonoscopia y se mira si hay lesiones”. Explica el Dr. Francesc Balaguer, jefe del Servicio de Gastroenterología del Hospital Clínic.
La mejora en la calidad de las colonoscopias ha permitido una mayor detección precoz de cáncer colorrectal. Este hecho es especialmente beneficioso en pacientes de mayor riesgo como los que presentan síndrome de Lynch, la forma más frecuente de cáncer colorrectal hereditario. Los pacientes que la presentan tienen un 70% más riesgo de desarrollar este tipo de cáncer. Un estudio publicado el pasado año por el Dr. Balaguer explica que la calidad de la colonoscopia, la preparación intestinal antes de realizar la prueba, el uso endoscopios de alta definición y la cromoendoscopia (un tipo de endoscopia en la que se utilizan colorantes o filtros de la imagen para visualizar mejor las lesiones), permite una mejor detección de las lesiones pre-malignas. Además, la realización de endoscopias cada 2 años ayuda a prevenir o a coger a tiempo la enfermedad.
El Hospital Clínic realiza muchos estudios relacionados con el cribado de cáncer colorrectal. Por ejemplo, en 2019 se publicó un estudio basado en el análisis de microRNA en los test de sangre en heces. Este mes de noviembre se ha firmado un acuerdo con la empresa japonesa Eiken Chemical para financiar la primera fase del estudio que analizará la eficacia y rentabilidad del nuevo test, y será liderado por el Dr. Antoni Castells, jefe del grupo IDIBAPS Oncología gastrointestinal y pancreática y del área de Enfermedades Hepáticas y Digestivas del CIBER (CIBEREHD), director médico del Hospital Clínic y profesor de la Universidad de Barcelona, y la Dra. Meritxell Gironella, investigadora del CIBEREHD adscrita al mismo grupo.
Recientemente, el hospital también ha liderado un proyecto basado en inteligencia artificial que mejora la precisión del diagnóstico. Y en julio de ese año se publicó una investigación liderada por el Dr. Sergi Castellví-Bel, jefe del grupo IDIBAPS Predisposición genética al cáncer gastrointestinal, basada en el análisis de las variantes genéticas asociadas al riesgo de desarrollar un cáncer colorrectal, lo cual que permitiría reducir el número de colonoscopias innecesarias.