El libro, editado por Edicions Vegueta, lo han escrito 12 periodistas catalanes y es un reconocimiento al esfuerzo incansable de todas y todos los profesionales del Campus Clínic que han trabajado con el máximo compromiso y dedicación para hacerle frente. Al mismo tiempo, 'COVID-19. Crónicas de una pandemia' también es un gesto de agradecimiento a todas las personas e instituciones que han ayudado al hospital a superar los momentos más difíciles, con donaciones económicas y materiales, con su tiempo y con su apoyo emocional. 'COVID-19. Crónicas de una pandemia' también es un homenaje a las personas que han muerto por la COVID-19.
Puedes comprar el libro 'COVID-19. Crónicas de una pandemia'
Este martes ha tenido lugar la presentación del libro en un acto en el Hotel Catalonia Plaza, en la Plaza de España de Barcelona, con la presencia de los autores de los capítulos y profesionales del Clínic. Durante la primera ola, el Hotel Catalonia Plaza se convirtió en 'hotel salud' para atender a pacientes con la COVID-19. El libro podrá encontrarse en las librerías a partir del día 13 de julio y también se podrá comprar a través de la web.
Los periodistas que han escrito los diferentes capítulos del libro son: Màrius Carol, Emilio Pérez de Rozas, Jessica Mouzo, Ana Macpherson, Antoni Bassas, Lucía Ramis, Marta Arrufat, Mònica Bertran, Víctor-M. Amela, Nieves Tomás, Roger Escapa, Josep Mª Martí. El libro recoge el testimonio de más de 50 profesionales de diferentes disciplinas que han trabajado en el Clínic durante los meses más complejos de la COVID-19.
Estos son los capítulos que conforman el libro ‘COVID-19. Crónicas de una pandemia’. También puede encontrar un pequeño fragmento de cada capítulo:
- Introducción. Una pandemia de valores y emociones (escrito por Màrius Carol)
- 25 de febrero de 2020. El día en que el COVID entro en el Clínic. (escrito por Emilio Pérez de Rozas):
- “Dicho y hecha la prueba, para desgracia de todos. El mismo doctor que sugirió esa variante, esa posibilidad, escogió a cuatro pacientes autóctonos con neumonía, las hizo la PCR y los cuatro dieron positivo en COVID-19. «Y entonces se le la de Dios es Cristo —reconoce Bragulat—, pues no sólo nos digamos que teníamos un nuevo foco de infección, sino que nos percatamos de que todos los sanitarios, médicos, enfermeras y demás personal que habían estado en contacto con estos enfermos de neumonía podían estar infectados, sin saberlo, de COVID-19. Y, en efecto, muchos de ellos, casi todos, tuvieron que irse a casa por ser contactos estrechos”.
- Incertidumbre (escrito por Jessica Mouzo): “Tras el primer paciente, llegó un segundo pocas horas después. Y, después, un tercero. La sala de Infecciosas se llenó y se quedó corta en pocos días. También la AVI y otras unidades de cuidados intensivos. El hospital se puso patas arriba para dar cabida a todos los enfermos que entraban por la puerta y los dudas se apiñaban entre los pacientes y los sanitarios. La realidad adelantaba a la evidencia ya la experiencia. Por no saber, la inmensa mayoría de los sanitarios no sabía ni ponerse un EPI. Robau parecía «un policía» en la unidad, bromea ahora”.
- Miedo (escrito por Ana Macpherson): “Teníamos 50 piernas de críticos en todo el hospital y llegamos a abrir 140. Camas inventadas. Cada nueva UCI que abríamos se llenaba en 24 horas. Intubábamos sin parar, realmente pensamos que llegaríamos a colapsarnos, que tendríamos que enfrentarnos a la necesidad de rechazar a un enfermo porque no podríamos atenderle. Estuvimos a punto. Pero no ocurrió», explica Joan Ramon Badia, director del Instituto Respiratorio del Clínic”.
- Angustia (Escrito por Marta Arrufat y Mònica Bertran): “Aunque la muerte es una parte ineludible de la vida, la mayoría de profesionales sanitarios comienzan la carrera profesional pensando en cómo evitarla y tratando de alargarla con calidad. Sólo cuando ya han agotado todas las opciones terapéuticas, y es una minoría la que se enfoca, nos acompañan en el final de la vida. Pero en la primera ola no pudieron ni salvar, ni atender, ni acompañar a todos los enfermos como hubieran querido”.
- Transformación (Escrito por Llucia Ramis): “Un matrimonio mayor estuvo ingresado durante un mes en la misma habitación. A la mujer se la llevaron a la UCI, y ya no regresó. Los hijos decidieron que no le dirían al hombre que había muerto. Él preguntaba por ella cada vez que alguien entraba en la habitación, y también en las conversaciones por videollamada. ¿Dónde está? ¿Cómo está? ¿Cuándo volverá? Hasta que le dieron el alta. Los cambios eran muy repentinos. Una persona que estuviera bien podía morirse al día siguiente”.
- Compromís (Escrito por Antoni Bassas): “Las UCI. Muchos enfermos girados boca abajo. A Carmen le daba mucha impresión verlos así, pero aún le daba más impresión tener que arrancar de los cristales de las habitaciones los mensajes que los familiares habían transmitido por teléfono y que el personal de enfermería había escrito en una hoja porque les pacientes pudieran verlos y les hicieran una compañía silenciosa. Mensajes como «no estás solo», «pensamos en ti» o «vas a salir». Pero a menudo los enfermos no salían adelante”.
- Generosidad (Escrito por Víctor M. Amela):
- No dormíamos tranquilos pensando en que se nos podían escapar oportunidades de comprar uno respiradores, mascarillas, batas, gafas…
- ¡China! De donde nos vino el virus nos llegó así mismo el material para combatirlo. ¡China!
- "La fábrica del mundo es China", afirma Rosa García, y me cuenta:
- Yo llamaba desde mí móvil a horas intempestivas a un empresario catalán de confianza en China, uno de nuestros contactos allí que nos ayudó desinteresadamente, y le pedía que fuera al aeropuerto para ver cómo cargaban en el avión el material comprado: «¿Has visto subir la caja de respiradores al avión?», preguntaba yo, ansiosa… «¡Sí, lo estoy viendo ahora mismo!», me decía… ¡Bien! Yo necesitaba saber que despegaba, rumbo a Barcelona…
- Cansancio (Escrito por Neus Tomàs): “El teléfono era el único contacto al principio y, en muchos casos, al final. Karina se emociona al recordar que en las dos semanas en las que estuvo ingresada compartió habitación con seis pacientes y de ellos, dos murieron. Uno era la señora a la que le prestó su móvil para que se despidiera de su hijo. El día que falleció ella se dio cuenta porque de golpe paró de quejarse. Karina se encontraba muy mal y le costó poder avisar de que su compañera de habitación había muerto”.
- Esperanza (Escrito por Roger Escapa): Durante la primavera de 2020, Àlex Soriano volvía a casa en bicicleta. Las calles de Barcelona transmitían una tranquilidad que ahora, dos años después, se comen los coches. Después de todo un día encerrado en el hospital, él, jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas, se sentía como el ciclista que está llegando al final de la carrera. Si en las competiciones los últimos metros son los del público ovacionando a los deportistas, ese último tramo hasta su casa lo llenaban los aplausos en agradecimiento a los sanitarios. «Sentíamos que teníamos a la sociedad al lado», recuerda.
- Epílogo: Dos años de pandemia (Escrito por Josep M. Martí):
El libro incluye decenas de vídeos y fotografías captadas durante las diferentes olas de COVID-19 que se han vivido en el Clínic y una cronología con los hechos que ocurrieron en el Clínic, en Cataluña y en el resto del mundo y que sirven para hacer memoria de los momentos más intensos, inciertos y emotivos que se han vivido desde el 25 de febrero de 2020, día en que en el Clínic se diagnosticó el primer caso de COVID-19 de Catalunya.
Las empresas Colonial, Hotel Investment Partners, Ferrer, Farmhispania Group y Catalonia Hotels & Resorts han apoyado el proyecto y han permitido financiar la edición del libro.