Dra. Marta Farrero: "La muerte es un motivo que da fuerza a nuestro trabajo"
La insuficiencia cardíaca afecta a más del 10% de los mayores de 70 años y se asocia a una alta mortalidad. El Clínic dispone de una unidad específica para abordar esta enfermedad formada por cerca de 50 profesionales de disciplinas distintas. Además del tratamiento farmacológico y dispositivos, los hábitos de vida saludables son claves para la prevención y evolución de la enfermedad.
La Dra. Marta Farrero es la Jefa de la Unidad de Insuficiencia Cardíaca del hospital Clínic Barcelona y miembro del grupo 'Aterosclerosis, enfermedad coronaria e insuficiencia cardíaca' del IDIBAPS. Es secretaria general de la Sociedad Española de Cardiología y hasta hace pocos meses ha sido presidenta del Grupo de trasplante cardíaco de la Sociedad Internacional de Transplante torácico (ISHLT-International Society for Heart and Lung Transplantation).
La insuficiencia cardíaca es la incapacidad del corazón de circular la sangre de forma adecuada a través de los órganos. Esto provoca que los pacientes se sientan muy cansados o tengan dificultad para respirar. Actividades diarias como andar, subir escaleras o vestirse pueden convertirse en actividades “imposibles”. Es la primera causa de hospitalización en la población mayor de 65 años, pero puede afectar a pacientes de todas las edades.
Es una Unidad muy transversal y trabajamos de forma muy coordinada con diversos Servicios del hospital y del territorio. Somos 47 miembros, la mayoría profesionales sanitarios, y sólo en el servicio de Cardiología tenemos en seguimiento de unos 1.000 pacientes cada año y hacemos unas 5.500 visitas cada año.
En la Unidad tratamos la insuficiencia cardíaca durante todas las fases de la vida y esto significa que hay pediatras -en coordinación con el Hospital Sant Joan de Déu-, cardiólogos, obstetras, profesionales de medicina interna, nefrología, de urgencias, enfermería... damos y tenemos una visión muy global. También trabajamos coordinados con nuestra área de influencia (Eixample Esquerra, a través del AISBE) y con hospitales referentes de la alianza de la C-17 como Mollet, Granollers o Vic. También somos hospital de referencia nacional y nos llegan pacientes de casi cualquier comunidad, la mayoría de Baleares y también de Andorra.
Sí, el grueso de pacientes que vemos suele ser gente mayor. La insuficiencia cardíaca es la enfermedad más frecuente dentro del ámbito de la cardiología y vemos que la prevalencia aumenta en relación con el envejecimiento de la población y el incremento progresivo de los factores de riesgo. La Insuficiencia Cardíaca es el estadio final de cualquier cardiopatía. Antes, los pacientes cardiópatas tenían una mortalidad alta y por tanto muchos no llegaban a presentar insuficiencia cardíaca. Las mejoras en el tratamiento del infarto, de los problemas valvulares, las arritmias o las cardiopatías congénitas, por ejemplo, hacen que los pacientes sobrevivan suficiente tiempo como para que su cardiopatía evolucione y degenere en forma de insuficiencia cardíaca.
"Tener buenos hábitos es la mejor inversión que podemos realizar para vivir más y vivir mejor".
La insuficiencia cardíaca termina siendo el estadio final de cualquier cardiopatía. Si tuviéramos mejores hábitos de vida saludable no tendríamos tantos casos, esto seguro. Tener buenos hábitos es la mejor inversión que podemos realizar para vivir más y vivir mejor. Hay que seguir haciendo mucho trabajo en la prevención. Por ejemplo, la obesidad se está convirtiendo en una epidemia; asociada al sedentarismo y los malos hábitos alimenticios que tenemos.
Esto va a peor. Nuestra actividad y forma de comer ha cambiado mucho en los últimos 100 años, en cantidad y calidad. No se puede comparar con la forma de vivir de quien tiene un huerto, que lo trabaja y de donde recoge fruta y verdura fresca. El ritmo de vida actual provoca que el cuerpo, y por tanto, el corazón se resienta.
"Existe una relación muy clara entre los hábitos, la salud y el desarrollo socioeconómico.,
Pues que el modelo de sociedad afecta al bienestar ya la salud de las personas. Vamos transitando desde una sociedad donde el alimento escasea y la actividad laboral física es mayoritaria, hacia una sociedad en la que nos movemos poco y basamos nuestra dieta en alimentos procesados que comemos a menudo sin hambre. En un tercer paso evolutivo, algunos ya se cuidan más: hacen ejercicio y buscan reencontrar esa dieta inicial de fruta y verdura, pero paradójicamente, en una sociedad más desarrollada, este retorno a los hábitos originales puede resultar más caro e inaccesible para algunos. Existe una relación muy clara entre los hábitos, la salud y el desarrollo socioeconómico.
Existe una relación muy intensa entre la salud mental y la enfermedad cardiovascular. Es difícil decir lo primero, si el huevo o la gallina. Se calcula que más de la mitad de los pacientes con insuficiencia cardíaca han sufrido ansiedad o depresión. El malestar físico conduce al malestar mental y viceversa; empeoran los hábitos, aparece la dificultad para dormir, se incrementa el cansancio y la sensibilidad a cualquier síntoma físico, y baja mucho el autocuidado y el cumplimiento del tratamiento. Por ejemplo, existen estudios que muestran que cuando se muere un cónyuge el riesgo de infarto se multiplica. Los pacientes entran en un círculo vicioso de malestar físico y mental sobre el que no hemos incidido lo suficiente.
En los últimos años el tratamiento de la insuficiencia cardíaca ha cambiado muchísimo: disponemos de nuevos fármacos muy efectivos y de tecnología muy sofisticada que aporta importantes mejoras en la supervivencia y los síntomas, como por ejemplo nuevos marcapasos o sistemas de corazón artificial. Ha habido una explosión por tratar mejor la insuficiencia cardíaca.
Con optimismo y preocupación. Optimismo porque cada vez tenemos más posibilidades y tratamientos para ofrecer a nuestros pacientes. Preocupación porque estos avances tienen un alto coste económico y la población con insuficiencia cardíaca es cada vez más numerosa, porque la sostenibilidad del sistema debe analizarse con mucho cuidado.
Si no lo racionalizamos bien y si no sabemos prevenir la enfermedad, nos encontraremos en situaciones difíciles.
"Lo que debemos hacer es trabajar por la democratización de esta enfermedad. Debemos racionalizar los recursos y los esfuerzos; y esto también pasa por diagnosticar muy bien".
Hay fármacos que cuestan miles de euros, ponemos muchos marcapasos, desfibriladores, tratamos válvulas percutáneamente, hacemos cirugías complejas... Asumir ese coste para todos los pacientes es un reto casi imposible.
Lo que debemos hacer es trabajar por la democratización de esta enfermedad. Debemos racionalizar los recursos y los esfuerzos; y esto también pasa por diagnosticar muy bien.
Pues valorando bien lo que realmente necesita cada paciente, y no haciéndolo todo simplemente porque tenemos la capacidad de hacerlo. Y dando mucho valor a estrategias menos caras y glamourosas pero también muy efectivas.
Por ejemplo, la rehabilitación cardíaca es un campo que debemos explotar más y está demostrado que reduce el riesgo de reingresar por insuficiencia cardíaca un 30%, ¡lo mismo que los medicamentos!
La gestión de recursos en sanidad es uno de los grandes retos de nuestra época. Poner en valor todos los tipos de tratamiento que tenemos es clave, considerando todas las estrategias posibles y tratando de ajustarlas muchísimo a lo que el paciente necesita y quiere. No mirando sólo los costes sino lo que realmente pueden aportarnos en cantidad y calidad de vida.
Creo mucho con la prevención y decirle a alguien que debe hacer más ejercicio físico y tener una vida más saludable no me cuesta porque sé que le va a funcionar. No lo veo como una renuncia a un tratamiento más complejo, sino como una oportunidad para no necesitarlo.
En la insuficiencia cardíaca avanzada a veces resulta más difícil. Afecta al 10% de los pacientes y éstos tienen una esperanza de vida de 6 meses. Esta enfermedad mata más que el cáncer de colon o que el cáncer de mama, somos poco conscientes de ello... Algunos tienen la suerte de poder someterse a un trasplante de corazón, y aquí sí que nos toca ser muy selectivos dado que tenemos pocos órganos y debemos escoger muy bien quién se beneficiará más. ¡Un trasplante es un momento espectacular y mágico! Cuando a los pacientes con insuficiencia cardíaca avanzada les 'cambias' el corazón, en 15 días están en casa y comienzan a hacer vida bastante normal es como un milagro.
"Si se te muere un paciente y no te afecta, ¿qué tipo de médico eres?".
Los pacientes son nuestra razón de ser y la prenda fundamental de la unidad de Insuficiencia Cardíaca. De hecho, tenemos previsto incorporar uno en la estructura organizativa.
Hay casos de éxito que son muy gratificantes, ¡afortunadamente tenemos muchos! Recuerdo recientemente a un señor que estaba bastante mal, se ahogaba... le hicimos un tratamiento, seguimiento... las mil y una. Y hace dos meses me vino a la consulta con el diploma del Camino de Santiago certificando que había caminado 400 km, a modo de un tributo de agradecimiento por el equipo. Esto me emocionó mucho.
Cuando van mal, pero hemos hecho todo lo posible médica y quirúrgicamente y además hemos sabido acompañar al paciente ya la familia en todo en proceso, pienso que es también gratificante. Para mí, recibir el agradecimiento de los pacientes y familiares, aunque la evolución no haya sido buena, y aun cuando el paciente finalmente muere, es una muestra de relación que me pone la piel de gallina. Son momentos que también dan sentido a nuestro trabajo (se emociona). El día que no me importe el sufrimiento o la muerte, y que no me afecte un poco a nivel personal, creo que tendré que cambiar de trabajo. Si se te muere un paciente y no te afecta, ¿qué tipo de médico eres? La muerte de un paciente, cuando todo se ha hecho con el máximo cuidado y rigor, es un instrumento para dar fuerza a lo que hacemos.
Al contrario: la existencia segura de la muerte debemos utilizarla como un motivo para vivir. La vida es frágil y por ese mismo motivo es también preciosa. Son las dos caras de la misma moneda. La muerte debemos normalizarla y poder tratarla con cierta naturalidad. Lo que no podemos naturalizar ni permitir es el sufrimiento. Por eso en nuestro día a día, estamos trabajando mucho en programas de tratamientos paliativos, que deben integrarse en nuestra actividad diaria con profesionales especialistas que trabajen coordinadamente con los médicos habituales del paciente. Como médicos tratantes habituales, no podemos abandonar a los pacientes que sabemos que van a acabar muriendo. No sólo debemos pensar en vivir bien; morir bien también es muy importante.
No tengo a nadie en la familia que sea médico, mi tío es enfermero y quizás fue en cierto modo una influencia. Yo de hecho quería ser periodista porque me gusta mucho leer y escribir. Pensé que me iría bien una formación más científica para hacer un periodismo más 'sólido', pero cuando en tercero de medicina empecé a tratar con pacientes tuve clarísimo que esto era lo que quería hacer y quería ser, ya no había escapatoria
Mi mentor era el Dr. Félix Pérez y hace un par de años, desgraciadamente, murió. Que yo sea la jefa de en Unidad es una mala noticia porque quiere decir que él no está y le echamos de menos. La cabeza debería ser él. La nueva responsabilidad la vivo como un servicio en el hospital y en mis compañeros. Desde mi posición actual puedo luchar más por mejorar procesos, mejorar resultados... esto me parece apasionante y de mucha utilidad. Pero esto implica cierta renuncia, ya que toca levantar la cabeza de la mirada del paciente, que es realmente lo que me motiva, y pensar más en el conjunto y la estrategia global.
"Nos gusta mucho que estés aquí porque das color". Y yo pienso: hombre, ¡quizás alguna buena idea también!".
Todos trabajamos y nos esforzamos muchísimo, pero quizá las mujeres de entrada debemos demostrar un poco más aún, o debemos oírnos algunos comentarios que a un hombre no le harían. Por ejemplo, el día que me dieron la plaza fija en el hospital recuerdo un comentario sobre la maternidad bastante inapropiado. Yo participo mucho en sociedades científicas, donde habitualmente la mayoría de las personas en las reuniones son hombres encorbatados, que más de una vez me han dicho: "nos gusta mucho que estés aquí porque das color". Y yo pienso: hombre, ¡quizás alguna buena idea también!
Todo esto afortunadamente va evolucionando y mejorando, a veces algo lento, pero se ven cambios de generación a generación; esperamos que en el futuro sigamos con esta progresión.