Los expertos participantes eran profesionales de la salud mental, salud pública, atención primaria e investigadores que han investigado o trabajado en el consumo de riesgo de alcohol o en la prevención y el tratamiento de los problemas derivados del consumo de cannabis. El consenso se ha realizado siguiendo la metodología científica de consenso Delphi, por lo cual los participantes lo han hecho de forma anónima. Los resultados de este consenso son todavía preliminares, sin embargo, están alineados con otros consensos como el canadiense.
Aunque se ha determinado que el consumo de riesgo se produce con el consumo de cinco o más porros a la semana, existen poblaciones en las que cualquier consumo, por poco frecuente e intenso que sea, implica un riesgo significativo para la salud. Por ejemplo, menores de 21 años, embarazadas y mujeres lactantes, personas que padecen enfermedades físicas (problemas cardíacos y respiratorios entre otros) o mentales (psicosis, depresión, trastorno bipolar, trastornos de ansiedad, adicción, entre otros).
Actualmente, un 3,7% de los españoles consume cannabis a diario o casi a diario, esto implica que este porcentaje de la población tiene un patrón de consumo de elevado riesgo para la salud. Además, un 15% de la población española de entre 15 y 64 años, y un 11% de los adolescentes (14-18 años) piensa que consumir cannabis no tiene consecuencias sobre la salud (EDADES y ESTUDES 2022). Esta baja percepción de riesgo sumado a fuentes de información poco fiables o directamente o con intereses comerciales, dificulta que la población tenga acceso a mensajes de salud creíbles y basados en evidencia científica.
Los profesionales de las adicciones, que estos días se reúnen en Granada en las Jornadas Nacionales y 5th International Congress de Socidrogalcohol, muestran su preocupación respecto al consumo de riesgo de esta sustancia. Hugo López, explica que el consumo de riesgo “es el patrón de consumo de sustancias, en este caso cannabis, que aunque la persona no padezca un trastorno por consumo de ni tenga consecuencias sobre la salud física o mental, entraña un alta probabilidad de presentar dichas consecuencias o trastorno en un futuro”.
Mercé Balcells, añade que “el consumo de riesgo se define en función de la cantidad y la frecuencia de uso”. “Además, cualquier consumo de cannabis de más del 10% de THC es un consumo de riesgo, así como el conducir bajo los efectos del cannabis o hacerlo si existen antecedentes familiares de trastornos mentales. El consumo de cannabis junto con otras drogas, incluyendo alcohol, también implica un consumo de riesgo”, ha argumentado el doctor López.
Una de las principales preocupaciones de los profesionales es precisamente el consumo de cannabis de alta potencia en edades tempranas. Y es que el contenido de THC (componente con potencial adictivo) es ahora más potente que hace 20 años. Preocupa también el consumo de cannabis en adolescentes, adultos jóvenes y personas con problemas de salud mental.
La prevención es clave para que la población conozca los riesgos reales del consumo: “La prevención tiene que ser universal (para toda la sociedad), basada en la evidencia y alejada de discursos sensacionalistas. En definitiva, debe ser creíble, coherente y sólida. La prevención en grupos específicos de población, jóvenes o personas con problemas de salud mental, por ejemplo, tiene un papel relevante”, explica Balcells. A lo que López añade: “Debemos mejorar la alfabetización en salud respecto al cannabis, es decir, la capacidad de adquirir información fehaciente y útil, e integrarla en el sistema de pensamiento propio. También es necesario mejorar las condiciones de vida de la población que predisponen a padecer una vulnerabilidad al consumo de sustancias, en este caso cannabis, así como reducir los estímulos externos que promueven consumo de cannabis”.
Cabe recordar que España es el país de la UE con mayor consumo de cannabis en el último mes (9% de la población) y junto a Luxemburgo y Portugal, uno de los países con mayor porcentaje de usuarios diarios o casi diarios de cannabis, el patrón de consumo de mayor riesgo. La edad media del inicio de consumo de cannabis está por debajo de los 15 años, según la encuesta ESTUDES 2021 con estudiantes de secundaria, una edad en la que el cerebro está en pleno desarrollo y donde el consumo puede ser más perjudicial. Un 14,2% de los españoles de entre 15 y 34 años ha consumido cannabis al menos una vez en el último mes, cifra que sube al 15,9% entre los 15 y 24 años. Es la prevalencia más elevada de toda la Unión Europea.
Los puntos clave sobre los riesgos del consumo de cannabis que hay que transmitir a la población, según este grupo de profesionales de la salud expertos adicciones, son:
- El consumo de cannabis no es inocuo. Aunque se haya planteado su utilidad como tratamiento para algunas dolencias, los fármacos utilizados fuera de la prescripción y el control facultativo también suponen un riesgo para la salud, y en este caso además la evidencia de su utilidad es escasa.
- Las personas con problemas de salud mental empeoran su bienestar y su patología con el consumo de cannabis. Esto es así, aunque inicialmente puedan sentir un alivio temporal. Esto también sucede con otras sustancias como el alcohol.
- El consumo de cannabis también tiene riesgos sobre la salud física, especialmente cuando se mezcla con tabaco. Provoca problemas cardiacos y pulmonares.
- Ninguna cantidad de cannabis es totalmente segura. Si vas a utilizar intenta no hacerlo antes de los 21 años, evita consumir cannabis de >10% de THC e intenta que el consumo sea inferior a 5 unidades de porro estándar a la semana. Cuanto menos mejor. Si tienes algún factor de riesgo para padecer mayores consecuencias evita cualquier uso.
- Si te preocupa tu consumo de cannabis habla con tu profesional de atención primaria de referencia.