Los experimentos se realizaron con más de 200 ratas de laboratorio a las que se provocó una situación similar a la Esclerosis Múltiple inyectándoles una emulsión que contiene proteína mielínica básica. De esta forma el sistema inmunológico se activa para neutralizar la proteína que se ha introducido en el torrente sanguíneo y en consecuencia ataca también a la proteína propia de sus neuronas, generando un brote con síntomas neurológicos. Tras este brote clínico los animales se recuperan sin problemas. Posteriormente a algunos de estos animales se les provocó una situación similar a una infección inyectándoles un lipopolisacárido, una molécula propia de la membrana de determinadas bacterias. Para ver el efecto que había tenido la infección sobre el tejido neurológico se analizó la médula espinal y el cerebro de los animales.
Las ratas que habían sido expuestas a la infección tras el brote de Esclerosis Múltiple presentaban un empeoramiento significativo del daño neuronal. Este estudio no permite concluir que las infecciones periféricas provoquen brotes relacionados con la Esclerosis Múltiple tal como hipotetizan algunos investigadores. Lo que sí permite afirmar es que las infecciones empeoran las lesiones en el sistema nervioso central como consecuencia de la activación del sistema inmunológico innato. En enfermedades como el Alzheimer también se han observado efectos similares. Así pues, aunque hay que realizar nuevas investigaciones, gestionar de manera muy rigurosa todo tipo de infecciones en pacientes de Esclerosis Múltiple podría ayudar a minimizar la evolución del daño neurológico.