El carcinoma hepatocelular, con más de 750.000 mueves casos anuales en el mundo, representa la tercera causa de mortalidad por cáncer. Se estima que en 2020 el número de casos de carcinoma hepatocelular llegará a los 78.000 en Europa (eran 65.000 en 2008) y 27.000 los Estados Unidos (eran 21.000 en 2008). Esta enfermedad afecta 2,4 veces más hombres que mujeres, y aproximadamente el 90% de los casos se asocian con un factor de riesgo conocido, siendo los más frecuentes la infección por el virus de la hepatitic B y C, la ingesta de alcohol y la exposición a la aflatoxina (producida por determinados hongos). Dada su incidencia creciente, hacen falta esfuerzos para optimizar la monitorización de los pacientes y mejorar su tratamiento así como la detección precoz.
La guía de práctica clínica que ha encabezado el Dr. Josep Maria Llovet, y en la que han participado 11 panelistas, ofrece recomendaciones para abordar aspectos del carcinoma hepatocelular como epidemiología, cribado, diagnóstico, clasificación, cirugía, tratamientos médicos moleculares, diseño de ensayos clínicos y evaluación de la respuesta de los pacientes. El entorno del IDIBAPS y el Hospital Clínic de Barcelona ha jugado un papel importante en la historia de este cáncer, con iniciativas como el Barcelona Clínic Liver Cancer Group, que todavía hoy da nombre a un sistema de clasificación internacional de la enfermedad. El Dr. Jordi Bruix, miembro de este grupo y jefe del equipo de Oncología Hepática del IDIBAPS - Hospital Clínic, ha participado como asesor externo en la elaboración de la nueva guía clínica presentada hoy en Barcelona.
En el texto, fruto del consenso entre los principales expertos europeos en la materia, se identifican los principales retos de futuro en la lucha contra el Carcinoma hepatocelular. Entre ellos destaca la necesidad de evaluar terapias adyuvantes al tratamiento quirúrgico, como las nuevas terapias moleculares. También hay que definir bien las condiciones para que un paciente que no es apto para un trasplante pueda convertirse en apto después de un tratamiento adecuado. Por otra parte, es necesario diseñar nuevos tratamientos de segunda línea o para pacientes avanzados, así como desarrollar estudios de coste-eficacia y herramientas adecuadas para evaluar la calidad de vida de los pacientes. Finalmente, el documento subraya la necesidad de seguir invirtiendo en investigación y la creación de biobancos para permitir el avance hacia la medicina personalizada.