En cáncer de mama, las metástasis aparecen años o incluso décadas después del diagnóstico del tumor primario. Estas lesiones secundarias se originan a partir de células tumorales dispersadas que han pasado por un periodo de latencia. Es importante conocer qué cambios biológicos existen durante la formación de las metástasis a partir de estas células cancerígenas diseminadas para abordar de una forma más certera la enfermedad.
El cáncer de mama puede clasificarse a nivel molecular en cuatro subtipos: Luminal A, Luminal B, HER2-enriquecido (HER2-E) y el tipo basal-like. Entre ellos existen grandes diferencias en cuanto a incidencia, supervivencia y respuesta a los distintos tratamientos. Hasta ahora, los resultados de los análisis de los tumores sugerían que el subtipo molecular no cambiaba de forma sustancial al producirse la metástasis.
Para el estudio publicado en Cancer Research, se analizaron muestras de 123 pacientes procedentes de un ensayo del GEICAM, Grupo de Investigación en Cáncer de Mama, y de los hospitales Clínic de Barcelona, Clínico de Valencia, Vall d’Hebron y del AO-Papardo de Messina (Italia). Los investigadores estudiaron los cambios genómicos en 105 genes a nivel del RNA entre el tumor inicial y las metástasis. Observaron que, aunque en la mayor parte de los casos el subtipo molecular se mantiene cuando aparece la metástasis, no ocurre así en un subtipo concreto, el Luminal A. En este caso, cuando aparece la metástasis, se convierte en Luminal B o HER2-E en el 55% de los casos. “Estos tumores Luminales A que dejan de serlo en la metástasis han perdido su sensibilidad a los tratamientos anti-estrogénicos y, en este contexto, habrá que buscar otras opciones terapéuticas”, explica Juan Miguel Cejalvo.
Por otro lado, este estudio describe por primera vez que cuanto más tiempo pasa entre el diagnóstico del tumor primario y la aparición de la metástasis, más agresivo es el cáncer.
“El estudio tiene implicaciones importantes ya que indica que en cáncer de mama es clave biopsiar y analizar a nivel genómico la metástasis para caracterizar bien el tumor y determinar si ha habido un cambio en su biología y, por lo tanto, en su comportamiento”, afirma Aleix Prat. “Este análisis nos ayudará a escoger el tratamiento más adecuado y a predecir mejor la supervivencia de las pacientes con enfermedad metastásica. También abre la puerta a llevar a cabo ensayos clínicos con nuevos fármacos en base a la biología de la metástasis y no del tumor primario, como se hace en la actualidad”, concluye.
Referencia del artículo:
Intrinsic subtypes and gene expression profiles in primary and metastatic breast cancer
Juan Miguel Cejalvo, Eduardo Martínez de Dueñas, Patricia Galvan, Susana García-Recio, Octavio Burgués Gasión, Laia Paré, Silvia Antolin, Rossella Martinello, Isabel Blancas, Barbara Adamo, Angel Guerrero-Zotano, Montserrat Muñoz, Paolo Nuciforo, María Vidal, Ramón M Pérez, José Ignacio Chacón López-Muñiz, Rosalía Caballero, Vicente Peg, Eva Carrasco, Federico Rojo, Charles M. Perou, Javier Cortes, Vincenzo Adamo, Joan Albanell, Roger R Gomis, Ana Lluch and Aleix Prat.
Cancer Research. DOI: 10.1158/0008-5472.CAN-16-2717