La temperatura ambiental influye de forma importante en la capacidad de los mosquitos para transmitir la malaria, ya que son organismos ectotérmicos, es decir, su temperatura corporal coincide con la del entorno. Por este motivo, las predicciones de malaria establecidas a partir de modelos climáticos globales no indican necesariamente lo que puede suceder en zonas concretas, ya que lo que se produce en un lugar determinado puede ser muy diferente de lo que suceda en otro a solamente 50 kilómetros de distancia del primero.
Para entender el impacto real que puede tener el cambio climático en la transmisión de la malaria, para poder adaptarse mejor a las necesidades de las comunidades locales y mejorar las estrategias de adaptación y mitigación a escala local, se necesitan utilizar métodos más precisos.
El equipo de investigación de la UPE-CRESIB redujo primeramente la escala de las proyecciones de modelos climáticos globales convencionales mediante una técnica estadística, para obtener datos de calidad sobre la temperatura en cuatro localizaciones de Kenia con características ambientales diferentes. Posteriormente, a través de un modelo matemático sencillo que describe la influencia de la temperatura en la capacidad de los mosquitos adultos para transmitir parásitos de la malaria, comparó las predicciones obtenidas en las cuatro localizaciones diferentes con las predicciones de las simulaciones del modelo a gran escala.
Los resultados obtenidos predicen grandes incrementos del potencial de transmisión de la malaria en las tierras altas y frías y una reducción de la transmisión en regiones con un clima cálido, similar al de la sabana.Fuente: ISGlobal