Este estudio se llevará a cabo durante un período de tres años. Los investigadores, Drs. Mª José Martí y Yaroslau Compta y Lomeña , de los servicios de Neurología y Medicina Nuclear del Clínic, con colaboración con CETIR, están estudiando a un total de 31 pacientes: 8 sanos, 15 con Parkinson no dementes, y 8 con Parkinson y demencia. A todos se les realiza una punción lumbar para la obtención de líquido cefalorraquídeo –líquido que protege el cerebro y la médula espinal-, y posterior estudio de dos marcadores bioquímicos (proteínas tau y beta-amiloide), marcadores alterados en la enfermedad de Alzheimer. Además, a todos los participantes se les realiza un PET para la identificación de lesiones que contienen ambas proteínas nunca empleado en el estudio de la demencia en pacientes con Parkinson. El objetivo principal del estudio es establecer parámetros que permitan evaluar estas lesiones mucho antes de la aparición clínica de demencia, lo que permitiría la monitorización en un futuro de nuevas terapias neuroreparadoras y neuromoduladoras.
Parkinson: más allá de los trastornos del movimiento
Según el Dr. Tolosa, el 50% de los enfermos de Parkinson padecen trastornos no motores antes de desarrollar la enfermedad, por lo que su detección constituye un factor predictivo del Parkinson. Cuando éstos aparecen, aumenta el riesgo de padecer la enfermedad. La implementación, por tanto, de estudios específicos y cuestionarios para detectar estos trastornos es crucial no sólo para el abordaje sino también para la predicción de la enfermedad. Un ejemplo es la prueba del olfato que realizan en el Clínic para detectar la hiposmia o pérdida de olfato, que ocurre en más del 70% de los pacientes. Mediante un test de olfacción se puede determinar la detección, identificación y discriminación de los olores. El hecho de que se pueda detectar en estadios iniciales cuando los trastornos motores aún no han aparecido, junto a otros estudios de resonancia magnética, ha permitido concluir que este trastorno no asociado con otra enfermedad puede ser un factor de riesgo del Parkinson.
De la misma manera, trastornos como el estreñimiento, la disfunción urinaria, alteraciones del sueño o alteraciones cardíacas pueden aparecer antes de la aparición de la enfermedad, lo que ha revolucionado la visión de los especialistas sobre cuándo y dónde empieza la enfermedad de Parkinson, y ha abierto la puerta a un diagnóstico precoz años o incluso décadas antes de que aparezcan los síntomas motores. Asimismo los Trastornos no motores, de elevada prevalencia en fases avanzadas del Parkinson, son en la actualidad insuficientemente reconocidos por los especialistas y suponen un elevado gasto económico en la sanidad. El impacto sobre los pacientes y su entorno provoca a día de hoy desconcierto, de ahí la importancia de realizar estudios como el de la demencia que ayuden a mejorar el manejo de una enfermedad que hasta ahora era abordada con fármacos que controlar los trastornos del movimiento.