Un estudio liderado por la Universidad de Yale (EE. UU.) y publicado en el New England Journal of Medicine (NEJM) evaluó el fármaco tirzepatida para tratar la obesidad. El estudio en fase 3 desarrollado en 9 países diferentes incluyó a 2.539 adultos que recibieron una dosis de tirzepatida subcutánea de 5mg, 10mg y 15mg una vez por semana durante un año y medio. Los participantes en el estudio experimentaron reducciones de peso de 19,5% y 20,9% con las dosis más elevadas del fármaco, y los efectos secundarios que se registraron fueron leves y transitorios, entre ellos, náuseas y diarrea.
La obesidad es una de las enfermedades crónicas más prevalentes, que afecta a aspectos biológicos, psicológicos y sociales de la vida de una persona. Más de 650 millones de adultos en todo el mundo lo padecen. El exceso de adiposidad y sus numerosas complicaciones, incluyendo las enfermedades cardiovasculares, la diabetes tipo 2 y el cáncer, son los principales factores de morbilidad y mortalidad global y tienen un impacto negativo sobre los sistemas sanitarios.
"La obesidad es una enfermedad muy compleja. Los mecanismos de adaptación del organismo a los cambios de estilo de vida contribuyen a que no se obtengan los resultados esperados, porque es la propia enfermedad la que lo impide", explica Lilliam Flores, endocrinóloga del Hospital Clínic.
Aunque las agencias reguladoras de los EE. UU. y de Europa (FDA y EMA) ya aprobaron tirzepatida para tratar la diabetes, el estudio publicado en la NEJM ha observado su eficacia para tratar la obesidad. El fármaco está formado por dos péptidos que, combinados, tienen una mayor eficacia en la reducción del peso: uno de ellos reduce la sensación de hambre y, el otro, regula el balance de energía y la acumulación de grasa en el cuerpo.
Este fármaco ha demostrado reducir el peso un 21% en personas con obesidad, lo que equivale a perder unos 21 kg en una persona con un peso medio de 100 kg. Los resultados de este estudio demuestran que este medicamento puede ser una alternativa a la cirugía bariátrica, y además no tiene por qué ser un tratamiento crónico, sino que se podría administrar hasta estabilizar el peso. Por ahora, en España este medicamento no será cubierto por la sanidad pública porque la obesidad no se considera una enfermedad crónica. No obstante, el estado sí que cubre la cirugía bariátrica a la que se recurre cuando los otros tratamientos no funcionan.
La mayoría de los participantes en el estudio tenían un Índice de Masa Corporal (IMC) de 30 kg/m2 o superior. El IMC es un valor que se calcula dividiendo los kilogramos de peso de la persona por el cuadrado de la estatura en metros y las principales clasificaciones en adultos son: bajo peso (IMC de menos de 18,5), peso normal (IMC entre 18,5-24,9), sobrepeso (IMC entre 25-29,9) y obesidad (30 o más). En este estudio participaron adultos con al menos una complicación relacionada con la obesidad como la hipertensión, la dislipemia (alteraciones en la cantidad de lípidos en la sangre), la apnea obstructiva del sueño, alguna enfermedad cardiovascular, o haber seguido más de una dieta para perder peso sin resultados satisfactorios.
La obesidad es una de las enfermedades crónicas más prevalentes, que afecta a aspectos biológicos, psicológicos y sociales de la vida de una persona. Más de 650 millones de adultos en todo el mundo la padecen. El exceso de adiposidad y sus numerosas complicaciones, incluyendo las enfermedades cardiovasculares y la diabetes tipo 2, imponen también a las administraciones una carga económica considerable siendo los principales factores de morbilidad y mortalidad global.
El tratamiento de la obesidad siempre ha tenido un enfoque basado en cambios en el estilo de vida, aplicados a la dieta y al ejercicio físico. "La obesidad se produce por un desequilibrio entre el balance energético, ya que se consumen más calorías de las que se queman, pero esta enfermedad es mucho más compleja que esta simple ecuación, y en ella intervienen múltiples factores en su aparición y en su mantenimiento", explica Alba Andreu, nutricionista del Hospital Clínico.
Los participantes del estudio recibieron sesiones periódicas de asesoramiento sobre su estilo de vida, impartidas por un dietista o un profesional de la salud cualificado, con la finalidad de ayudar a los participantes a adoptar hábitos alimenticios saludables y equilibrados, con un déficit de 500 calorías al día, y al menos 150 minutos de actividad física a la semana.
Información documentada por: Dra. Lilliam Flores, endocrinóloga del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínic y miembro del grupo de investigación traslacional en diabetes, lípidos y obesidad del IDIBAPS.