A medida que se envejece, el humor vítreo se desprende de la retina de forma natural. En ocasiones no se desprende totalmente y permanece pegado a algunas zonas de la retina, especialmente a la mácula. Esto es lo que se conoce como adhesión vitremacular. Estas zonas de adhesión vitreomacular pueden ejercer una fuerza de tracción sobre la mácula, ocasionando una enfermedad llamada tracción vitreomacular (TVM). Con el tiempo, la TMV puede desencadenar la formación de un agujero en la mácula con consecuencias visuales muy graves.
La VMT puede ocasionar síntomas como: Visión distorsionada, Agudeza visual disminuida (menor nitidez de la visión). En algunas personas provoca al final un agujero macular. Sus síntomas pueden incluir la aparición de un punto o zona ciega (sin visión) en el centro del campo visual.
La técnica, utilizada en algunos países del mundo desde principios de 2013, resulta especialmente efectiva en aquellos pacientes que presentan síntomas como mala visión, progresión en la enfermedad y tracción focalizada en la macula. Se calcula que en España existen unos 165 mil afectados por la VMT.
El fármaco utilizado en la inyección contiene Ocriplasmina, una proteína que actúa separando el humor vítreo de la mácula. Puede disminuir los síntomas de la VMT y favorecer el cierre del agujero macular si existe.