Los stents son un tipo de mallas tubulares que en cardiología se colocan en arterias u otros vasos sanguíneos para mantenerlos abiertos. Los primeros stents estaban fabricados con un material metálico, acero inoxidable, y para dotarlos de mayor flexibilidad se utilizaron diferentes aleaciones. Los actuales, denominados de segunda generación, están recubiertos con fármacos que previenen que vuelva a crecer tejido en su interior y que se obstruyan.
En el estudio que publica The Lancet, se ha hecho un seguimiento a 1.500 pacientes con infarto agudo de miocardio durante 5 años. Han participado 12 hospitales de toda Europa, 8 de los cuales son españoles. A la mitad de los pacientes se les implantó un stent metálico y la otra, uno que, además, estaba recubierto con un fármaco antiproliferativo e inmunosupresor, el everolimus. Es el primer estudio que demuestra que con los stents de segunda generación mejoran tanto la supervivencia como la necesidad de repetir la revascularización debido a la reestenosis -que el vaso sanguíneo se vuelva a estrechar-. "Es la primera vez que hemos visto un beneficio clínico de esta magnitud con el cambio en el dispositivo", remarca el Dr. Manel Sabaté, coordinador de este estudio que ha sido patrocinado por la Fundación Española del Corazón.
El Clínic, referente en Cardiología Intervencionista
Recientemente, la revista European Heart Journal, ha publicado otro estudio liderado desde el servicio de cardiología del Hospital Clínic en el que se ha comparado, en 191 pacientes con infarto agudo de miocardio, el uso de los stents recubiertos con fármaco con unos nuevos stents formados por un material biodegradable y el mismo fármaco antiproliferativo. Este estudio preliminar demuestra que, en un seguimiento de seis meses, los dos stents proporcionan unos resultados similares. La ventaja de los biodegradables es que se reabsorben al cabo de unos meses y permitirían la recuperación de la función arterial. "Actualmente estamos haciendo el seguimiento a más largo plazo con estos nuevos dispositivos que ya han demostrado unos resultados prometedores", explica el Dr. Sabaté, primer autor de este otro trabajo.
Referencia del artículo:
Sabaté M, Brugaletta S, Cequier A, Iñiguez A, Serra A, Jiménez-Quevedo P, Mainar V, Campo G, Tespili M, den Heijer P, Bethencourt A, Vazquez N, van Es GA, Backx B, Valgimigli M, Serruys PW.
Lancet. 2015 Oct 28. pii: S0140-6736(15)00548-6. doi: 10.1016/S0140-6736(15)00548-6.