Los estudios biológicos y los experimentos preclínicos apoyan el concepto de que las células madre tienen capacidad de regeneración y reparación miocárdica. Según el Dr. Francisco Fernández-Avilés las células mononucleares de médula ósea previenen la disfunción postinfarto del ventrículo izquierdo, pero este efecto es más bien modesto sobre una disfunción crónica. Las células disponibles hoy por hoy no consiguen una influencia significativa, y probablemente no la conseguirán, cuando existe un daño extenso del miocardio.
En sus conclusiones, el ponente sugirió que la combinación de la ingeniería tisular y de células madre con una alta plasticidad selectiva podría resolver este problema. La descelularización de corazones humanos enteros procedentes de cadáveres es factible y se obtiene con ella un material biocompatible con una arquitectura tridimensional intacta que conservan sus propiedades mecánicas. Estos resultados representan un primer paso hacia la fabricación de injertos de corazón y abren la puerta a nuevos procedimientos de ingeniería compleja de órganos humanos.