En el estudio, el FiRST mostró una alta sensibilidad y una moderada especificidad, es decir, fué capaz de identificar correctamente el 89% de los casos con un diagnóstico positivo de fibromialgia, incluso cuando la enfermedad se acompañaba de un nivel elevado de ansiedad, depresión, catastrofismo y/o incapacidad funcional, pero únicamente identificó de forma correcta el 55% de los casos con un diagnóstico negativo de fibromialgia.
El FiRST se puede utilizar en todos los casos de sospecha de fibromialgia, pero parece ser especialmente útil en Atención Primaria, en donde puede ayudar a la detección precoz y por tanto a un tratamiento más coste-efectivo, permitiendo iniciarlo antes de que aparezcan problemas comórbidos como pueden ser alteraciones afectivas, del sueño, problemas laborales o económicos y, sobre todo, antes de que los factores de mantenimiento de la enfermedad se desarrollen completamente.