En este sentido, la hipótesis de trabajo fue que los oxidantes presentes en el humo del cigarrillo podrían inducir modificaciones oxidativas sobre estructuras clave de las fibras musculares, como las proteínas. De esta forma, durante la investigación se determinaron los niveles de estrés oxidativo y de inflamación en distintos músculos de fumadores sanos -sin enfermedad cardiovascular o respiratoria- y de cobayas expuestas crónicamente al humo del cigarrillo durante 6 meses.
La exposición crónica al humo del cigarrillo no conllevó un aumento de los niveles de inflamación en los músculos de los fumadores o en los de los roedores. Por el contrario, sí aumentaron de forma significativa los niveles de oxidación de las proteínas del músculo en ambos modelos.
Además en este estudio, mediante el modelo animal, se ha podido poner de manifiesto que las modificaciones oxidativas en los músculos en respuesta a la exposición crónica al humo del cigarrillo aparecieron más precozmente que las alteraciones en los pulmones y la vía aérea de los cobayas. “Estos hallazgos sugieren que los componentes del humo del cigarrillo ejercen un efecto directo sobre los músculos, independientemente del tipo y nivel de las lesiones en los pulmones”, explica Esther Barreiro, investigadora del CIBERES y coordinadora del trabajo.
El presente estudio, recientemente publicado en la revista científica American Journal of Respiratoty and Critical Care Medicine (182(4):477-488), ha contado con la colaboración de las instituciones: IMIM-Hospital del Mar, Hospital Clínic, IDIBAPS, Universitat Pompeu Fabra (UPF), Universitat de Barcelona, todas ellas en Barcelona; y el Hospital de Cruces y la Universidad del País Vasco. Entre los firmantes se encuentran tres investigadores del IDIBAPS – Hospital Clínic: Víctor I. Peinado, Elisabet Ferrer y Joan Albert Barberà.
Asimismo la investigación ha recibido financiación procedente de diversas fuentes como la Sociedad Española de Neumología Torácica (SEPAR), de la que son miembros los investigadores del estudio, el Instituto de Salud Carlos III (Ministerio de Ciencia e Innovación), la Unión Europea, y la Sociedad Europea de Respiratorio, de la que también son miembros la mayoría de los investigadores.