A través de la endoscopia digestiva alta convencional y de la colonoscopía, se puede llegar a explorar la mayor parte del intestino delgado; sin embargo, hay un espacio intermedio que es imposible visualizar a través de estas vías. Cuando un paciente presenta hemorragia digestiva de origen indeterminado y la causa no se puede identificar a través de la colonoscopía o la endoscopia suele requerirse el uso de la cápsula endoscópica. La cápsula endoscópica es ingerida por el paciente y recorre el intestino obteniendo imágenes fotográficas durante su recorrido. Gracias a la cápsula endoscópica es posible identificar el 70% de las lesiones del intestino delgado; sin embargo, no existe posibilidad de biopsia ni de tratamiento, ya que no se pueden llevar a cabo cortes, quemaduras u otras acciones terapéuticas. Anteriormente, en algunas ocasiones y sobre todo cuando con los medios existentes no se hallaba la causa de la hemorragia digestiva, debía recurrirse directamente a la cirugía con el fin de detectar y tratar la lesión causante de la hemorragia.
Hace pocos años, comenzó el uso de la Enteroscopia de Doble Balón (EDB); que consiste en un tubo endoscópico de 200cm de longitud y 8,5mm de diámetro que posee un sobretubo flexible de 140 cm de longitud y dispone de dos balones (globos) que se hinchan con un sistema de presión controlada que va plegando el intestino durante su avance. Este procedimiento endoscópico permite visualizar tramos del intestino delgado que resultaban inaccesibles hasta ahora. Se ha sugerido que la enteroscopia es el método más completo para la exploración del intestino delgado, conjuntamente con la cápsula endoscópica, especialmente en el estudio de los pacientes que presentan hemorragias digestivas de origen indeterminado y en otras lesiones intestinales como la sospecha de una enfermedad de Crohn, la poliposis intestinal y en alteraciones radiológicas del intestino delgado. La exploración se realiza como una endoscopia introduciendo el enteroscopio por la boca. En determinadas ocasiones, se requiere introducirlo por vía anal para visualizar los tramos finales del ileon. El procedimiento permite visualizar y tratar el 60 % de las lesiones. Dependiendo de la lesión, se dispone adicionalmente de distintos materiales como asas, agujas, pinzas y sondas para completar el diagnóstico y el tratamiento. La exploración dura aproximadamente una hora y se requiere del uso de una sedación anestésica. La realización de la exploración puede comportar la aparición de complicaciones derivadas de la acción terapéutica como hemorragias o perforaciones y en otros casos pancreatitis aguda.
El estudio, que será publicado en la revista Hepato-Gastroenterology, desarrollado por el Dr. Josep Llach, jefe de sección de endoscopia digestiva del Hospital Clínic de Barcelona y miembro del grupo CIBERehd del Dr. Julià Panés, adscrito al Hospital Clínic, conjuntamente con otros investigadores del CIBERehd y de otros centros, analiza el rendimiento diagnóstico de la cápsula endoscópica y EDB para valorar el enfoque terapéutico y los resultados clínicos de ambas exploraciones.
El trabajo se llevó a cabo en 40 pacientes (24 hombres y 16 mujeres) con hemorragia digestiva de origen indeterminado (HDOI). En el curso de un mes, los pacientes fueron explorados, como mínimo, con una endoscopia y una colonoscopía con resultados negativos. Posteriormente y en un periodo de 7 días, los pacientes fueron examinados con la cápsula endoscópica y posteriormente con la EDB. La cápsula endoscópica mostró que el 60% de los pacientes padecía angiodisplasia (lesión vascular), el 15% úlcera, sangre y coágulos con lesión no identificada en el 7% y tumores en 2 pacientes (7%). La EDB permitió tratar el 60 % de los pacientes (coagulación mediante argón plasma para el tratamiento de la angiodisplasia en la mayoría de casos) y obtener biopsias histológicas en 9 casos; en 2 de ellos se identificaron tumores que fueron tratados mediante cirugía, en 4 se confirmó la existencia de una enfermedad de Crohn y, finalmente, en tres pacientes con úlceras no específicas únicamente recibieron seguimiento clínico. Ninguno de los enfermos con diagnóstico de hemorragia por angiodisplasia tratado endoscópicamente requirió cirugía.
Por consiguiente, el estudio demuestra la importancia de la cápsula endoscópica en el diagnóstico de la enfermedad; sin embargo, no permite el manejo terapéutico. Lo más significativo del estudio es que el 60% de los pacientes (sobre todo aquellos que presentaban angiodisplasia) pudieron ser tratados endoscópicamente y de forma exitosa mediante la EDB.
El estudio concluye que el uso complementario de la EDB y cápsula endoscópica es útil en el manejo de los pacientes que presentan hemorragia digestiva de origen indeterminado. La posibilidad de efectuar tratamiento endoscópico mediante la EDB sugiere que este procedimiento puede evitar la necesidad de tratamiento quirúrgico de algunos de los pacientes que presentan hemorragia digestiva de origen indeterminado.