El artículo está liderado por Josep M. Llovet, jefe del grupo del IDIBAPS Investigación traslacional en oncología hepática, catedrático de Medicina de la UB, catedrático de Medicina en la Icahn School of Medicine de Mount Sinai y profesor ICREA. Son co-autores Roser Pinyol, investigadora asistente del IDIBAPS del mismo grupo y profesora asociada de la Universidad de Barcelona, así como investigadores de las Universidades de Hopkins, Southwest Texas, UCLA y Mt Sinai (EE. UU.), Hebrew Univ. (Israel) y Univ. de Osaka (Japón).
El carcinoma hepatocelular es el cáncer de hígado primario más frecuente, y representa la tercera causa de muerte por cáncer después del cáncer de pulmón y colorrectal. Este tipo de cáncer suele desarrollarse en personas con enfermedades hepáticas crónicas como la cirrosis hepática. Actualmente, la terapia más utilizada en fases iniciales es la cirugía (resección o trasplante) y la ablación. A pesar de que el 30% de los pacientes logra una buena supervivencia con este tratamiento, la recidiva a los 3 años es del 30-50%.
"La combinación de cirugía con inmunoterapia adyuvante, después de la cirugía, ha demostrado mejorar la supervivencia libre de enfermedad en el último estudio fase 3 IMbrave 050 -señala Josep M. Llovet-. En otros tumores, como pulmón o melanoma, el tratamiento neoadyuvante, antes de la resección, ha obtenido resultados significativamente mejores que el adyuvante, una estrategia que actualmente se está explorando en el carcinoma hepatocelular".
Terapia adyuvante
Según explica el artículo liderado por investigadores del Clínic-IDIBAPS, el ensayo IMbrave 050 es uno de los que ha logrado mejores resultados. Este ensayo clínico en fase 3 ha evaluado la llamada terapia adyuvante, en la cual después de la resección del tumor principal se trata al paciente con inmunoterapia para eliminar posibles tumores secundarios y células cancerosas residuales.
En concreto, en este estudio se utilizaron dos fármacos inmunomoduladores: el Atezolizumab, un anticuerpo que ayuda a activar el sistema inmunitario, y el Bevacizumab, otro anticuerpo que evita la formación de vasos sanguíneos que aportan nutrientes en los tumores. Según los resultados obtenidos hasta el momento, este tratamiento activa el sistema inmunitario para que elimine las células cancerosas, lo que resulta en un aumento significativo de la supervivencia libre de enfermedad después de la intervención.
Josep M. Llovet afirma que "estos resultados son uno de los mayores avances en el manejo de los pacientes con carcinoma hepatocelular de los últimos años, y es el primer estudio positivo jamás publicado en tratamiento adyuvante. La combinación de Atezolizumab y Bevacizumab ha demostrado ser efectiva, abriendo nuevas posibilidades para los pacientes afectados".
Terapia neoadyuvante
Paralelamente, también se han realizado estudios que han mostrado gran eficacia con la llamada terapia neoadyuvante, en la cual la inmunoterapia se aplica antes de la cirugía. Tal como se explica en la revisión, en las primeras aproximaciones se ha observado que este tipo de estrategia activa una mayor cantidad y diversidad de células del sistema inmunitario, lo que hace que la respuesta contra los tumores sea más eficaz.
Una variante de este procedimiento es la utilización de vacunas que entrenan al sistema inmunitario para reconocer las células tumorales. "Ensayos clínicos en fase 2 de vacunas contra el cáncer en pacientes con melanoma o adenocarcinoma pancreático ya han mostrado señales de eficacia. Actualmente, estas aproximaciones se están explorando en el tratamiento del carcinoma hepatocelular", explican los autores.
Biomarcadores para predecir la eficacia de la inmunoterapia
Los candidatos a tratamiento adyuvante/neoadyuvante son aquellos con mayor riesgo de recurrencia del tumor después de la cirugía. Este riesgo actualmente se evalúa en función del tamaño del tumor, su vascularización y su grado de diferenciación, pero se necesitan biomarcadores que nos ayuden a predecir cuál será la respuesta del paciente.
"Los ensayos clínicos con terapias adyuvantes y neoadyuvantes que se están llevando a cabo actualmente son una gran oportunidad para identificar nuevos biomarcadores de precisión. Actualmente, los estudios ya están obteniendo muestras de tejido y de sangre de todos los pacientes, lo que permitirá la identificación de marcadores predictores de respuesta a las terapias inmunes", explica Josep M. Llovet.
En el artículo, no solo se proponen biomarcadores presentes en el tejido tumoral, sino también la detección de células tumorales circulantes en la sangre o el análisis del ADN libre circulante, entre otras aproximaciones.
Los autores destacan que los médicos deben tener en cuenta que algunos pacientes se curarán solo con resección y, por lo tanto, antes de administrar una terapia adyuvante es necesario valorar el riesgo/beneficio que esta aportará.