La vacuna candidata contra la malaria más avanzada, RTS,S, ha mostrado tener una eficacia parcial, más baja en bebés entre 6 y 12 semanas de edad (31%) que en niños entre 5 y 17 meses de edad (56%) tras un año de seguimiento. Las razones de ello aún no están claras, pero podrían deberse a diferencias en la magnitud o calidad de la respuesta inmune inducida por la vacuna. El objetivo del estudio fue identificar marcadores de la respuesta inmune celular asociados con el riesgo de malaria, o con la protección, tras vacunación con la RTS,S.
Los investigadores realizaron un estudio de caso-control en el marco del ensayo clínico multicéntrico de seguridad y eficacia de fase 3, con por lo menos 200 bebés y niños, vacunados o no, de Bagamoyo en Tanzania, Lambaréné en Gabon, y Manhiça en Mozambique, y de los cuales algunos desarrollaron malaria más tarde. Mediante un ensayo que permite detectar y medir múltiples citoquinas (proteínas secretadas por células del sistema inmune) a la vez, compararon el perfil de respuesta celular en muestras de sangre obtenidas un mes después de la última inmunización. Encontraron que la citoquina IL5 (típica de una respuesta anti-inflamatoria de tipo Th2) se asocia con un riesgo de desarrollar malaria a pesar de la vacunación, mientras que un perfil pro-inflamatorio de tipo Th1 (con un aumento en las citoquinas IFN-g, IL-15 y GM-CSF) se asocia con una protección contra el desarrollo posterior de la enfermedad. También encontraron que, mientras la vacuna induce niveles elevados de citoquinas Th1 en niños, este aumento no se observa en los bebés.
“Se piensa que, en los neonatos, la respuesta inmune está sesgada hacia un perfil de tipo Th2” explica Gemma Moncunill, primera autora del estudio, “lo cual podría explicar la menor eficacia de la vacuna en los bebés”. “Estos resultados indican que necesitamos encontrar adyuvantes (compuestos que aumentan la respuesta inmune) que potencien las respuestas de tipo Th1 en los primeros meses de vida”, añade Carlota Dobaño, coordinadora del estudio.
Los resultados también sugieren que el estatus inmune del bebé o el niño (por ejemplo, exposiciones previas al parásito de la malaria, otras vacunas, etc.) podría modular la capacidad de protección de la vacuna. “Estos resultados van más allá de la malaria y subrayan la necesidad de entender el impacto del estado inmune basal y otros factores que pueden modular la repuesta a cualquier vacuna pediátrica en África” concluye Dobaño.
El estudio recibió el apoyo de GSK y financiamiento de PATH Malaria Vaccine Initiative, del NIH-NIAID (R01AI095789, del Ministerio de Economía y Competitividad (Instituto de Salud Carlos III), y de la Agència de Gestió d’Ajuts Universitaris i de Recerca (AGAUR). El contenido es responsabilidad de los autores y no necesariamente refleja la opinión official de los National Institutes of Health.
Referencia: Moncunill G, Mpina M, Nhabomba AJ, et al. Distinct Th1 and Th2 cellular responses associated with malaria protection and risk in RTS,S/AS01E vaccines. Clinical Infect Dis. 2017, 13 May doi.org/10.1093/cid/cix429
Fuente: ISGlobal