En este trabajo, financiado por la OMS y la Bill & Melinda Gates Foundation, han participado activamente el CRESIB (HC-UB), a través de su director el Dr. Pedro L. Alonso y del bioestadístico Llorenç Quintó, el Centro de Investigación en Salud de Manhiça (CISM) en Mozambique, a través del área de infecciones respiratorias que actualmente coordina el Dr. Betuel Sigaúque, y la Dra. Anna Roca, investigadora del CISM y del IDIBAPS, y una de las autoras firmantes.
Este estudio, el más completo hasta la fecha, es un análisis global (metanálisis) de treinta estudios realizados en: Europa (8), África (7), Asia (6), Australia (1) y el continente americano (14), durante catorce años (entre 1995 y 2009); y en él se ha analizado la carga global de la enfermedad y la mortalidad asociada al VRS. Los resultados obtenidos en esta investigación indican que el VRS es, probablemente, la primera causa de neumonía infantil en el mundo, provocando aproximadamente 34 millones de casos anuales en niños menores de cinco años. El VRS es también una causa importante de ingreso hospitalario y fallecimiento en los menores de cinco años, causando cada año 3.4 millones de admisiones hospitalarias y entre 66.000 y 199.000 muertes en este grupo poblacional. El 99% de estas muertes, como suele ocurrir para la mayoría de las enfermedades infecciosas, se produce en los países con menos recursos, que son los más vulnerables.
El intervalo de fallecimientos causados por el VRS estimado es bastante amplio, lo cual es debido a la ausencia global de datos, fundamentalmente en los países que registran una mortalidad más elevada y en los que existe una importante escasez o ausencia de equipamientos diagnósticos. Esto es lo que ocurre en una gran parte de países de África y Asia, donde el diagnóstico del VRS es prácticamente inexistente. Además, muchas de estas muertes se producen en niños que nunca han visitado un centro hospitalario, y si lo han hecho seguramente han sido centros escasamente dotados, con pocos recursos para el tratamiento y con profesionales sanitarios con una deficiente formación.
Actualmente, y hasta que se desarrolle una vacuna efectiva contra el VRS, las únicas medidas posibles para reducir esta mortalidad infantil son la promoción de la utilización de los centros hospitalarios en países donde esta práctica es todavía poco habitual, y el aprovisionamiento de terapia con oxígeno para los enfermos que lo necesitan.