El retraso del crecimiento fetal se define como el peso al nacer inferior al percentil 10 para la edad gestacional y afecta a entre un 5% y un 10% de recién nacidos, lo que representa un alto índice de prevalencia que puede predisponer a sufrir enfermedades cardiovasculares en la edad adulta. Alrededor de un 95% de los casos de restricción en el crecimiento fetal es debido a una insuficiencia placentaria Esta restricción del crecimiento intrauterino ha sido extensamente asociada en la literatura a un aumento de la mortalidad cardiovascular en adultos, pero hasta ahora no se conocían mecanismos que explicasen esta asociación de forma clara. La creencia más generalizada entre los especialistas era que se debían al aumento en el riesgo de sufrir trastornos metabólicos (diabetes, obesidad…) que se ha observado en estos pacientes.
El presente estudio exploró una hipótesis nueva: que el retraso de crecimiento producía cambios directos en el sistema cardiovascular ya desde la vida fetal. Proporciona evidencias clínicas de que el retraso en el crecimiento fetal se asocia a cambios persistentes en la morfología cardíaca, disfunción cardiaca subclínica y remodelado arterial desde los primeros años de vida, características que constituyen un factor de riesgo cardiovascular. Estos hallazgos representan un cambio radical en las ideas de la comunidad científica sobre el problema y abren importantes oportunidades de intervención desde el inicio de la vida.
A fin de evaluar la hipótesis de los investigadores, se realizó un estudio prospectivo de cohortes y se analizaron de forma aleatoria 80 casos con retraso de crecimiento detectado durante la vida fetal y supervisados hasta la infancia. Estos casos se compararon con 120 controles con crecimiento fetal normal seleccionados por género, fecha de nacimiento, y edad gestacional al nacer. En comparación con los sujetos control, los niños con retraso de crecimiento fetal presentaban una forma cardíaca diferente, con ventrículos más globulares, lo que les hace menos eficientes en su función de bombear la sangre. También presentaban un aumento de la tensión arterial y un engrosamiento de la capa intima-media de las arterias carótidas. Todos estos cambios son subclínicos, es decir no producen alteraciones evidentes para el niño o su familia, pero constituyen factores de riesgo demostrados para sufrir enfermedad cardiovascular.
Ante esta situación, el grupo IDIBAPS de Medicina Fetal y Perinatal ha iniciado una serie de ensayos clínicos para evaluar el potencial de intervención en estos pacientes. Éstos han sido posibles gracias a la participación del Hospital Clínic-IDIBAPS en el Programa CÉNIT, que forma parte de las actuaciones que ha puesto en marcha el Programa Ingenio 2010 para fomentar los recursos en I+D+I. Dentro de los proyectos aprobados para 2009, el Clínic-IDIBAPS participa en cvREMOD (Gestión de remodelado cardiovascular mediante interacción de tecnologías de monitorización ubicua y conceptos del humano fisiológico virtual), un proyecto multidisciplinar, con una duración de 3 años (2009-2012) y financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, con un presupuesto global de 24,9 millones de euros. El proyecto cvREMOD aborda el estudio de los mecanismos patofisiológicos implicados en el remodelado cardiovascular y la investigación en métodos y técnicas para su abordaje diagnóstico y terapéutico. Uno de los proyectos de este gran programa, a cargo del Clínic-IDIBAPS, realizará un estudio de intervención para evaluar el efecto de diversas estrategias terapéuticas sobre el remodelado cardiovascular de los niños con restricción de crecimiento, con el objetivo de mejorar su pronóstico.
Desde un punto de vista clínico y de salud pública, los resultados del estudio son especialmente relevantes porque por primera vez demuestran un mecanismo claro para explicar la relación epidemiológica entre el retraso del crecimiento fetal y el aumento de la mortalidad cardiovascular en adultos. Estos hallazgos abren importantes oportunidades para los niños con retraso de crecimiento intrauterino, ofrecen un nuevo enfoque terapéutico y facilitan la identificación e intervención precoz de una patología que, pese a las graves implicaciones que comporta para la salud pública, no está considerada como factor de riesgo cardiovascular en los protocolos de las principales sociedades pediátricas nacionales e internacionales. Las estrategias de salud pública dirigidas a niños con retraso del crecimiento fetal podrían reducir significativamente el riesgo cardiovascular de estos niños al alcanzar la edad adulta.