Después de la CC la radioterapia de la mama reduce .significativamente el número de recaídas locales de un 22.5% a un 10.6% a los 5 años en ganglios negativos, lo que supone una reducción absoluta del 11.9%, y con un impacto en la reducción del 3,3% en el número de muertos por cáncer de mama a los 15 años. Así pues, todas estas pacientes tienen que ser tratadas con radioterapia y este tratamiento supone un riesgo de cierta dosis a órganos subyacentes (piel, costillas, pulmón y corazón) que a veces se hace difícil de evitar, comportando ciertas complicaciones.
Por un lado el exceso de demanda en los servicios de oncología radioterápica, que quedan sobresaturados, y con los conocimientos radiobiológics más profundos sobre el cáncer de mama, ha propiciado el uso de técnicas de irradiación en la zona de mayor riesgo de RL, que es el área de la tumorectomía, llamada irradiación parcial de la mama. (IPM). Hay diversas técnicas para administrar IPM, siendo la radioterapia intraoperatoria (RIO) la que supone una mejoría biológica al administrar in situ durante el acto quirúrgico una irradiación, sin dudas geográficas de la zona a tratar, desplazando la piel, y si la RIO se administra con electrones, además se protege los órganos internos mediante un disco que se retira después del tratamiento que dura entre 1 y 2,3 minutos.
En el caso del Hospital Clínic, este crecimiento en el volumen de la actividad del servicio de radioterapia, juntamente con la limitación de espacio para un bunker dónde incorporar un tercer acelerador lineal, el gasto que supondría y los resultados clínicos del Instituto Oncológico de Milán, llevaron al equipo liderado por la Dra. Blanca Farrús a iniciar el Proyecto RIO. Se incorporó a un quirófano un tercer acelerador de electrones móvil, pudiendo así administrar a las pacientes irradiación focalizada durante el acto quirúrgico. Para llevar a cabo esta técnica, se ha acomodado un quirófano con todos los ítems, controles de radioprotección, blindaje y con medidas de seguridad especiales. En otros centros en que realizan esta misma técnica, utilizan un beam stop y pantallas laterales para frenar la irradiación difusa, cosa que comporta un cierto riesgo de radioprotección para personal que atiende al paciente. El equipo de la Dra. Farrús, ha condicionado este quirófano, permitiendo operar en un espacio abierto, cómodo y seguro para los profesionales que, además, permite rapidez de ejecución.
Los datos actuales de los estudios de Milán en pacientes con ganglios negativos que cumplen estrictamente parámetros de bajo riesgo de recaída local, la tasa de recaídas son del 1.5% y del 1.7% a los 5 años, siguiendo los criterios de bajo riesgo de la Asociación Americana ASTRO o la Europea GEC-ESTRO respectivamente, lo que supone un tratamiento seguro.
En definitiva esta técnica permite una aplicación precisa de irradiación en el área indicada, con una mínima exposición a los tejidos adyacentes los cuales se desplazan y protegen durante el proceso.
La RIO requiere de un trabajo en equipo muy importante entre el cirujano, anestesiólogo, expertos en irradiación, radio-oncólogos, radio físicos hospitalarios, técnicos en radioterapia, personal de enfermería del quirófano y personal de esterilitzación, por lo que se va generar un programa de formación específica y un de control de calidad, y de procedimiento dónde está descrito cada paso de actuación de cada uno de los estamentos implicados.
Este proyecto se basa en un estudio de cohortes y está centrado en un ámbito de Cooperación Institucional (con la participación de tres centros con formación equivalente) e Interdepartamental, involucrados los servicios de Radiodiagnóstico, Ginecología, Cirugía Plástica, Anestesiología, a parte del de Oncología Radioterápica.
Se trata del primer centro público de España que ha incorporado esta tecnología, dentro de un programa de innovación del Hospital Clínic de Barcelona.