Recientemente se ha realizado en el Hospital Clínic de Barcelona el primer implante en España de un sistema de estimulación cerebral profunda para pacientes con epilepsia refractaria. La Unidad de Epilepsia del Hospital Clínic, coordinada por la Dra. Mar Carreño, es la única acreditada en Cataluña por el Ministerio de Salud para el tratamiento quirúrgico de la epilepsia refractaria. Ya considerado referencia en el tema, el Hospital Clínic de Barcelona atiende a pacientes que vienen a buscar los mejores profesionales y tratamientos pioneros en uno de los centros con mayor experiencia en el abordaje de esta enfermedad
La intervención fue realizada por el Dr. Jordi Rumià, neurocirujano del Programa de Cirugía de Epilepsia y Parkinson del Hospital Clínic. El nuevo tratamiento está indicado para reducir la frecuencia de las crisis en adultos con epilepsia refractaria y crisis parciales con o sin generalización secundaria.
La terapia, llamada estimulación cerebral profunda, proporcionada por la empresa Medtronic Inc., ha sido utilizada durante más de 20 años para otros tratamientos en enfermedades neurológicas. La tecnología está aprobada en Europa desde 1993, cuando fue autorizada por primera vez para su uso en el temblor esencial. Desde entonces se utiliza ampliamente para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson y otras enfermedades como la distonía primaria y el Trastorno Obsesivo Compulsivo.
Para realizar el implante, se utiliza un neuroestimulador que emite impulsos eléctricos controlados dirigidos a un área del cerebro llamada el núcleo anterior del tálamo. El tálamo, considerada la estación de relevo central del cerebro, tiene fuertes conexiones con otras partes del cerebro implicadas en la generación y propagación de las crisis epilépticas.
Un estudio reciente, llamado SANTE, ha probado la terapia en un grupo de pacientes con epilepsia resistente a medicamentos. En el ensayo, tras dos años de la estimulación, las crisis, incluidas las más graves, se redujeron en un promedio de 56%. Además, aproximadamente el 13% de los pacientes sometidos al implante estuvieron libres de crisis durante más de seis meses. Después de un año en el estudio, el 74% de los pacientes en el ensayo declararon sentirse satisfechos con los resultados.
Con la disminución de las crisis epilépticas, el paciente experimenta una mejora significativa en su calidad de vida y recobra parte de su autonomía para las actividades de la vida diaria.