Aunque durante el envejecimiento se da un descenso natural en el rendimiento cognitivo, principalmente en la memoria, se han descrito algunos factores que pueden ayudar a minimizar este efecto a pesar del paso de los años. Uno de los principales es la alimentación. Estudios epidemiológicos sugieren que alimentos como las frutas, verduras, pescado, vino y nutrientes como los ácidos grasos poliinsaturados, la vitamina B y los antioxidantes pueden proteger del declive cognitivo asociado a la edad y de la enfermedad de Alzheimer. Además, patrones alimentarios como la dieta Mediterránea también se han relacionado con una menor incidencia de deterioro cognitivo leve y de enfermedades neurodegenerativas.
El estudio publicado en Journal of Alzheimer’s Disease tiene como objetivo principal evaluar si el consumo de alimentos antioxidantes propios de la dieta Mediterránea se asocia con un mejor rendimiento cognitivo. El trabajo se realizó con una submuestra de 447 participantes del estudio PREDIMED, un ensayo clínico multicéntrico de intervención nutricional con dieta Mediterránea en 7.447 sujetos sin enfermedad vascular previa pero de alto riesgo cardiovascular con edades comprendidas entre los 55 y los 80 años. Este estudio está financiado con fondos públicos del Instituto de Salud Carlos III canalizados mediante el "CIBER Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBERobn)", liderado por el Dr. Ramon Estruch, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínic, y la "RETIC PREDIMED (RD 06/0045)", liderada por el Dr. Miguel Ángel Martínez-González, del Departamento de Salud Pública de la Universidad de Navarra. A todos los voluntarios se les administró un cuestionario de frecuencia de consumo de alimentos, así como una batería neuropsicológica para determinar el rendimiento cognitivo, principalmente en el área de la memoria. Además, se midió la excreción de polifenoles en orina como marcador de ingesta de estos componentes antioxidantes presentes en numerosos alimentos mediterráneos.
El consumo de aceite de oliva virgen se asociaba a mejores puntuaciones en pruebas de memoria verbal, al igual que el consumo de café. Por otra parte, la ingesta de nueces estaba relacionada con mejor memoria de trabajo y el consumo moderado de vino se asociaba con mejor función cognitiva global. Una característica común de todos estos alimentos es que tienen un alto contenido en polifenoles, que son unas moléculas altamente bioactivas con efectos beneficiosos sobre la modulación de los radicales libres causados por la oxidación. Además, las personas que presentaban niveles más elevados de polifenoles en la orina, indicador de un mayor consumo de alimentos que la contienen, obtuvieron mejores puntuaciones en pruebas de memoria.
Se ha descrito que el estrés oxidativo y la inflamación consecuente son los principales causantes de la patología asociada a trastornos relacionados con el envejecimiento. Los resultados encontrados sugieren que los alimentos ricos en polifenoles propios de la dieta Mediterránea podrían contrarrestar el declive cognitivo asociado con la edad gracias a su elevado poder antioxidante. El seguimiento longitudinal de estos participantes proporcionará una evidencia más firme sobre el potencial de la dieta Mediterránea y sus componentes para ayudar a mantener un buen funcionamiento cognitivo a pesar del envejecimiento, así como para reducir la incidencia de la enfermedad de Alzheimer.