La válvula tricúspide es uno de los principales focos del futuro intervencionismo cardiológico mínimamente invasivo. La insuficiencia tricuspídea severa se relaciona con un mal pronóstico clínico, y su tratamiento quirúrgico aislado se asocia a una alta mortalidad. En 2016 se llevó a cabo la primera reparación tricuspídea con el sistema Mitraclip, y desde entonces se han practicado un número limitado de implantes en centros de excelencia europeos y americanos, con resultados iniciales prometedores.
La intervención realizada por el equipo del Clínic se realiza a través de la vena femoral, con una incisión de menos de 1 cm y sin herida quirúrgica. Se introduce un catéter por este medio hasta la aurícula derecha del corazón. A través del catéter se introducen posteriormente uno o más clips que permiten mejorar el cierre de los velos que conforman la válvula tricúspide, de forma que se reduce la regurgitación valvular.
El control clínico y ecocardiográfico a los 2 meses de la intervención ha confirmado una mejoría sintomática, con reducción del ahogo y los edemas, así como una reducción mantenida de la insuficiencia de la válvula.