Antes de la implantación de esta técnica, introducida en el Clínic por el Dr. José Luís Pomar, cirujano cardíaco del hospital, a los pacientes que sufrían un infarto extenso sólo se les podría reducir el volumen del ventrículo mediante una resección y no siempre toleraban bien la circulación extracorpórea requerida para la intervención. Si no era posible esta operación debían esperar al trasplante cardíaco o a la implantación de un ventrículo artificial. Esta nueva técnica, al no requerir el uso de la bomba extracorpórea, supone una buena solución para estos pacientes.
Los pacientes intervenidos en el Clínic –de 50 y 52 años, respectivamente- hace unos años sufrieron un infarto cardiaco extenso en el ventrículo izquierdo que les provocó un crecimiento y deformación de esta cavidad. Así, disminuyó la eficiencia de la contracción del corazón con lo que desarrollaron una insuficiencia cardiaca. Esta disminución en la capacidad de contracción limitaba su actividad diaria e incrementaba el riesgo de sufrir una embolia por la acumulación de la sangre en las zonas que no se contraen. En la intervención colaboraron el Dr. Andrew Wechsler y el Dr. Lon Annest, máximos exponentes mundiales de esta tecnología en la actualidad.
Pasados nueve meses desde la operación, ambos pacientes han mejorado su eficiencia ventricular y, gracias a ello, disfrutan de una vida mucho más activa y con menos riesgo de sufrir una embolia, con lo que no necesitan tratamiento anticoagulante permanente.
En la actualidad, cirujanos cardiacos y cardiólogos del hospital trabajan de forma conjunta en la implantación del sistema REVIVENT TC. Este sistema, aunque sigue la filosofía de la utilización de una cirugía menos invasiva, tiene la ventaja respecto a su predecesora de que no requiere abrir la cavidad torácica para realizar la operación y se lleva a cabo mediante una toracoscopia.