Este sistema se introdujo en Europa en junio de 2015. Consiste en un endoscopio ultrafino con imagen digital que se introduce en los conductos biliares y ofrece una visión más directa y precisa y, por lo tanto, de más calidad.
Hoy en día, la exploración de las lesiones biliopancreáticas se realiza con métodos endoscópicos convencionales con la colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CRPE) que se basa en una imagen fluoroscópica que no permite visualizar directamente los conductos biliares. “La CPRE, más que diagnosticar, permite tratar cálculos en la vía biliar o poner prótesis”, comenta el Dr. Josep Llach, jefe de Endoscopia digestiva del Hospital Clínic. “El problema de la CPRE es la dificultad de acceder a los conductos biliares y detectar la patología exacta. Con el nuevo endoscopio digital conseguimos ver directamente las vías biliopancreáticas y podemos hacer una diagnosis diferencial entre una lesión benigna y maligna, biopsias de una manera dirigida y directa y un tratamiento según la patología diagnosticada”.
El Spy Glass ofrece ventajas tanto a nivel diagnóstico como terapéutico. Su capacidad diagnóstica se aplica en casos concretos para identificar lesiones en el árbol biliar y pancreático, evaluar estenosis de causa indeterminadas como posibles cánceres, realizar biopsias y determinar la presencia de cálculos biliares y pancreáticos residuales después de la CPRE.
“Los tumores de las vías biliares son de difícil diagnóstico y, por lo tanto, su localización y extensión son necesarios para su correcto tratamiento”, explica el Dr. Andrés Cárdenas, especialista senior del Servicio de Gastroenterología del Hospital Clínic de Barcelona.
En cuanto a la parte terapéutica el Spy Glass sirve para retirar cálculos en las vías biliares de difícil manejo que pueden extraerse por métodos convencionales como la CPRE, lo que ha modificado el pronóstico y reducido el número de procedimientos a los que se han de someter los pacientes para obtener el máximo de información posible.
En este sentido, el Dr. Cárdenas concluye que “es una técnica que puede revolucionar el diagnóstico y la actitud terapéutica de enfermedades de la vía biliar y pancreática tanto en niños como en adultos”.