El MIFT es importante en la regulación de la transcripción de genes relacionados con melanoma, y también responsable de la transcripción del factor inducible por hipoxia (HIF1A), relacionado con las alteraciones genéticas que pueden desembocar en un cáncer renal. El hecho de que a varios pacientes les fueran diagnosticadas ambas enfermedades, cuando los factores de riesgo de cada tumor son tan distintos (radiación ultravioleta, número de nevus y piel clara para el melanoma; y tabaco, obesidad e hipertensión para el cáncer renal), hizo sospechar a los investigadores de que esta coincidencia podría ser un nexo de unión genético entre ambas, como han publicado recientemente en Nature.
Tanto la epidermis, donde se desarrolla el melanoma, como el riñón, son tejidos que no reciben un suministro adecuado de oxígeno, llamados hipóxicos, en los que se puede originar estrés oxidativo que daña las células y da lugar al tumor. Según la Dra. Puig, “el tabaco o la hipertensión podrían incrementar este estrés oxidativo y la vía HIF1A en el caso del cáncer renal, mientras que la radiación ultravioleta haría lo mismo en la piel”, por lo que distintos factores de riesgo activarían una misma vía para resultar carcinogénicos.
La mutación identificada en MITF es una mutación activadora que favorece la transcripción de forma selectiva de algunos genes. Desarrollar una molécula que bloquee de forma específica esta mutación puede tener implicaciones terapéuticas, sobre todo en los pacientes de melanoma. Esto es debido a que todos los melanomas estudiados expresaban el gen MITF, independientemente de que estuviera o no mutado. En cambio, en el caso del cáncer renal sólo los portadores de la mutación expresan MITF, por lo que probablemente solamente los mutados, que son muy poco frecuentes, podrían beneficiarse de una eventual terapéutica anti-MITF. Los portadores del gen mutado MITF Mi-E318K tienen un riesgo 5 veces mayor de desarrollar uno de estos tipos de cáncer, o ambos.