Los estados depresivos suelen ser más evidentes para los pacientes que los maníacos, y a menudo son el detonante que les lleva a buscar un tratamiento. Por eso pueden determinar el diagnóstico del médico, cuando en realidad el tratamiento debería estar orientado a combatir un trastorno bipolar incluyendo, por ejemplo, fármacos estabilizadores del estado de ánimo. El trabajo demuestra que actualmente existen herramientas diagnósticas más específicas para el trastorno bipolar que los criterios clásicos o DSM-IV, con los que el porcentaje de trastornos bipolares detectado era del 15% en lugar del 31% apuntado en el presente estudio.
Así pues, las depresiones bipolares suponen en realidad el doble de casos de lo que se pensaba, y casi una de cada 3 depresiones antiguamente diagnosticadas como “unipolares” corresponden a lo que antiguamente se llamaba "psicosis maníaco-depresiva". Esta enfermedad tiene un tratamiento diferente de la depresión más común o "unipolar". Por tanto los resultados tienen implicaciones importantes para el tratamiento de las depresiones y para la futura clasificación de las enfermedades mentales que se está elaborando y se publicará ene l año 2013.