Carmen, ¿qué te encontraste cuando llegaste a Kos?
Vimos que había un centro de identificación de refugiados al que llamaban "Hotspot". La idea es que los refugiados sólo estuvieran allí durante unos días y que luego se fueran hacia la península, pero llevan meses viviendo allí. En este centro la ONG PRAXIS se encarga de las visitas médicas, nosotros sólo pudimos acceder una vez para verlo. Por otra parte, hay algunas familias vulnerables y menores no acompañados que los han enviado a vivir a dos hoteles (el uno delante del otro), en el centro de la ciudad. Allí sólo viven refugiados y en uno de ellos hay habilitada una consulta médica. Es donde visita la ONG WAHA, que es la entidad a la que nos integramos los cooperantes de S.O.S. Refugiats. También vimos que fuera del campo había más de 200 paquistaníes, todos jóvenes, hombres, que van llegando a la isla y que como no hay más lugar dentro del campo, viven fuera. Hay 16 tiendas de campaña para unas 100 personas, el resto viven al aire libre. Cuando llegamos no tenían agua para ducharse, sólo les daban una botella de agua al día. No es extraño que con estas condiciones de vida muchos de ellos tengan sarna y que casi todos sufran heridas ocasionadas por esta enfermedad o por el viaje que habían hecho. Cada semana llegan más refugiados.
¿Cuáles crees que son las principales necesidades de los refugiados?
En primer lugar, necesitan una vivienda digna hasta que se pueda llevar a cabo la reubicación. Muchos de ellos viven al aire libre, ni siquiera tienen un techo. Y ahora que llega el frío, y las lluvias, sufrirán unas condiciones aún más duras, inaceptables. No tienen luz eléctrica, por la noche no pueden ver nada, y esto también conlleva que estén incomunicados con sus familias porque no pueden ni cargar la batería del móvil. También necesitan ropa, calzado y productos de higiene. A nivel sanitario, como no tienen papeles de registro, no pueden ser visitados por ningún especialista en el hospital, sólo pueden ir a Urgencias cuando es estrictamente necesario. Se ha dado la situación de que nuestro equipo ha tenido que llevar algún refugiado en el hospital porque la policía del campo no quería llamar a la ambulancia.
Entre los refugiados hay muchos niños. ¿Cuál es su situación desde el punto de vista sanitario?
A los niños sanos no se les hace ningún seguimiento, muchos son físicamente más pequeños de lo que les tocaría, pero no se les hace ninguna revisión ni se les revisa la dieta. Pasan de lactantes a dieta de adultos, muchos otros tienen caries. No los han vacunado, y por ello ninguno puede ir a la escuela, a pesar de insistir por parte de los cooperantes en este tema. Sin embargo, el equipo que se encuentra allí tiene como objetivo comenzar a registrar y hacer el seguimiento de todos los niños que hay en los hoteles.
¿Qué te impactó más?
Un día, cuando pasamos visita a los paquistaníes que hay viviendo fuera de los campos, un menor de 17 años tenía mucha fiebre y signos de deshidratación. Llamamos a la ambulancia para llevarlo al hospital, pero durante el transporte no pueden ir acompañados, y como en este caso era un menor contactamos con Save the Children, ONG presente en esta zona y destinada a los niños para que hicieran el acompañamiento y estuvieran al caso de este chico. La respuesta que tuvimos fue: "no tiene papeles, no existe". Me impactó mucho. ¿Cómo es posible que alguien, y mucho menos una ONG, pueda decir esto? ¿Cómo puede ser que no le importara en absoluto que le pasara a este chico? Nos dimos cuenta de que allí no hay personas para las grandes ONG, sólo estadísticas. Sentí mucha rabia, impotencia y frustración.
¿Cómo valoras esta experiencia? ¿Qué ha supuesto a nivel personal y profesional?
El contacto con esta situación, ser consciente y testigo de lo que está pasando y poder hacer algo para mejorar la situación ha sido una buena experiencia desde el punto de vista personal. Profesionalmente, creo que se podría hacer más de lo que se hace: los recursos humanos se infrautilizan, algunas veces por desorganización de WAHA, otras por la falta de coordianción con el resto de ONGs, pero el caso es que a veces me he sentido que estaba haciendo poco para estas personas, y bajo unas malas condiciones de trabajo. He visto que los niños están muy desprotegidos sanitariamente, pero también socialmente. WAHA no dispone de pediatra ni de ginecólogo. También he detectado que hay muchas personas con trastornos psiquiátricos, algunos incluso han intentado quitarse la vida. Tampoco hay psiquiatra en el equipo. Otra carencia con la que nos hemos encontrado y nos ha dificultado nuestro trabajo es que a diferencia de otras ONGs, WAHA no trabaja con traductores, por lo cual nos ha sido muy difícil la comunicación con los refugiados. En cuanto al equipo asistencial tienen interés en que todo funcione bien y en que se haga de la mejor manera posible. Ahora que el equipo será más estable (no habrá tanta rotación de médicos), quizá en unas semanas el seguimiento del niño sano se pueda empezar.