El objetivo principal de la expedición ha sido ayudar en la limpieza de calles y subterráneos, el agotamiento de aguas acumuladas y el desembozo de cloacas, en colaboración directa con el Consorcio de Bomberos de Valencia. Este trabajo es clave para prevenir riesgos para la salud pública derivados del colapso de las infraestructuras de agua potable y residual. La contaminación de las aguas puede provocar enfermedades como gastroenteritis, salmonella, neumonías o infecciones por E. Coli, y evitarlo es una prioridad para la población.
El equipo se desplazó con herramientas manuales como palas, cepillos y carretillas, mientras que los bomberos locales aportaron camiones y maquinaria para retirar los escombros más pesados. Además, la enfermera del Clínic disponía de una mochila con material sanitario proporcionado por el Centro de Coordinación Sanitaria (CCS), preparada para actuar de inmediato en caso de lesiones o exposición a los peligros del agua estancada.
La labor de la enfermera también incluyó la supervisión de la salud de los compañeros de la expedición y del personal local, con especial atención a la prevención de contagios ya la detección precoz de posibles síntomas. Además, como voluntaria del EREC, ha colaborado activamente en todas las actividades logísticas asignadas al equipo.
“A pesar de las mejoras visibles respecto a la primera fase de intervención, todavía queda mucho trabajo por hacer, y la reconstrucción de las infraestructuras de agua y saneamiento requiere apoyo a gran escala. La población local, pese a estar afectada emocional y materialmente, ha expresado una gran gratitud por los esfuerzos de los equipos de voluntarios”, explica Cristina Rius, enfermera del Clínic.
Esta segunda expedición reafirma el compromiso de Campus Clínic Solidari con las acciones de apoyo humanitario y la mejora de la salud pública en situaciones de emergencia.