Las varices son dilataciones de las venas de las piernas producidas por una insuficiencia venosa. Es decir, las venas no pueden hacer correctamente su función y no retornan bien la sangre de las piernas que va hacia el corazón. Esto hace que se acumule sangre en las piernas, se ensanchen las venas y que sean visibles y palpables.
Existen diversas causas por las que se producen las varices como la edad avanzada, la herencia genética, el embarazo, el sedentarismo y el sobrepeso. Pese a que las varices no siempre se pueden evitar, seguir algunas recomendaciones puede mejorar su aspecto o evitar que sigan progresando. Algunos de estos hábitos son:
- Mantener la piel limpia y muy hidratada.
- Evitar fuentes de calor como la exposición al sol, baños con agua caliente o termales, saunas, depilaciones calientes o estufas.
- Realizar duchas de agua fría y masajear, usando el chorro del agua, desde los pies hasta los muslos.
- Elevar las piernas en reposo —por encima del nivel del corazón, si es posible— varias veces al día y durante la noche.
- Evitar estar muchas horas de pie a lo largo del día.
- Evitar ropa muy apretada en las piernas que dificulte la circulación venosa.
- Seguir una alimentación correcta y equilibrada para controlar el peso y evitar la obesidad.
- Realizar ejercicio con regularidad, sobre todo caminar. Es una de las medidas más importantes. Al caminar o al hacer ejercicio se movilizan los músculos de las piernas, que ayudan a impulsar la sangre hacia el corazón y evita su acumulación. Además, también mejora las posibles molestias que se tengan. Si existe alguna dificultad para caminar, o se desaconseja por algún motivo, la natación y el ciclismo son también deportes recomendados.
- Mantener buenos hábitos durante los viajes largos. Las personas que realizan viajes en avión, coche o autobús, durante más de 4 horas sin moverse, tienen mayor riesgo de tener trombosis venosas. Es aconsejable hacer paradas para caminar o realizar ejercicios para mover los músculos de las piernas.
- Evitar el alcohol y el tabaco ya que, pese a no tener relación directa con la enfermedad, se asocian con algunas de sus causas como la obesidad y el sedentarismo.
Además de estos hábitos y recomendaciones para mejorar las varices, también existen numerosos tratamientos, tanto farmacológicos como no farmacológicos. El objetivo principal de los tratamientos es mejorar los síntomas y la calidad de vida de los pacientes y evitar posibles complicaciones. Los principales tratamientos no farmacológicos consisten en el uso de medias compresivas. El uso de medias compresivas ha demostrado una eficacia incluso superior a la de los tratamientos farmacológicos, tanto en la prevención como en el tratamiento de las varices. Otros tratamientos que pueden ayudar a mejorar son la fisioterapia, los masajes de drenaje o la presoterapia.
Los flebotónicos son los tratamientos farmacológicos que se usan para esta enfermedad. No obstante, pese a la gran variedad, no suelen ser eficaces en la mayoría de los pacientes. En algunos casos, también existe la opción del tratamiento quirúrgico, que tiene como objetivo tratar la causa —normalmente, el reflujo por disfunción de las válvulas venosas— y eliminar la vena visible. Finalmente, en los últimos años, se están desarrollando nuevas terapias como la radiofrecuencia, el láser endovenoso, la escleroterapia con espuma o la ablación mecánico-química.